En su 45 aniversario, a pesar de todos los avatares de los últimos años, la Constitución goza hoy de un alto aprecio entre los españoles. Más de dos de cada uno se mostraron satisfechos con la forma en que ayudaron a organizar la vida pública en el país. Esto no impide que se haya superado un porcentaje muy similar para introducir algunas reformas en la Ley Fundamental, reforzando la preferencia de los varón en la siguiente línea de la Jefatura Estatal. O incluso, aunque en cantidades significativamente menores, reconocer la «plurinacionalidad» de España. Estos son algunos de los aspectos más significativos de la reunión sobre la vigilancia de la Constitución recogida en el barómetro de diciembre de 40 dB. Para EL PAÍS y la Cadena SER, cuyos datos internos se pueden consultar en abierto aquí.
Las buenas valoraciones de la Constitución superan a las negativas en todas las comunidades autónomas, pese a que los índices son reducidos en territorios con fuerte sentimiento nacionalista. El porcentaje de satisfacción se sitúa en torno al 75% de los escuchados a 40 dB., con ligeras fluctuaciones por encima o por debajo, en Madrid, Galicia, Castilla y León, Andalucía y Comunidad Valenciana. En el País Vasco llega hasta el 55% y en Cataluña hasta el 48%. Así, los catalanes que valoran las iniciativas democráticas de la Ley Fundamental superan mucho más a los de la república -un 18%-, mientras que un 28% afirma que su legado no es «ni positivo ni negativo».
A partir de este momento, los partidos de la ley se erigen sobre los baluartes del «constitucionalismo» y acusan a la izquierda de abandonar la defensa del marco legal vigente para sus pactos con los nacionalistas periféricos. Esta división entre PP y Vox no se corresponde en absoluto con las opiniones expresadas por los votantes. Si se muestran las respuestas de las 2.000 señales grabadas para 40 dB. Según la simpatía partidista, se advierte que, además de algunas diferencias, la valoración de lo que suponía la Constitución también fue vista de manera transversal desde esta perspectiva. La aprobación de lo que suponía el marco legal inaugurado en 1978 impactó al 85% de los votantes del PP, al 78% del PSOE, al 67% de Sumar y al 64% de Vox. Sólo los partidarios de las formaciones nacionales periféricas se separan de la línea general, aunque siguen obteniendo impresiones favorables, con un 37% de beneficio, mientras que casi un 30% afirma que el balance no es ni positivo ni negativo y casi un 28% opina lo contrario. .
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Sin embargo, esto no impide que la mayoría de españoles estén dispuestos a introducir cambios en la Ley Fundamental sin entrar en modificaciones drásticas. Sólo el 20% respondió a la inacción total, por delante del 41% que se mostró partidario de «reformarlo ligeramente», el 22% «profundamente» y el 8% que desearía elaborar un nuevo marco constitucional partiendo de cero. En este punto deben observarse más diferencias entre los votantes. Los del PP y Vox están divididos ante la hipótesis de dejar hacer como están o hacer retoques. Las bajas del PSOE se manifiestan de forma muy significativa por la reforma «ligera» (56%) y las de Sumar por la «profunda» (43%)
Los porcentajes de partidarios de los cambios están dispersos entre los votantes nacionalistas. Uno de cada cuatro aboga por crear una nueva Constitución. En coherencia con esto, las opiniones reformistas e incluso rupturistas se multiplican entre los entrevistados en Cataluña y el País Vasco.
Los investigadores de 40dB. ofrecieron a los encuestados un menú de cinco posibles reformas de la Constitución. Quienes suscitan un mayor apoyo son quienes harán prevalecer la preferencia masculina en la línea sucesora de la Corona (en los casos el 60%) y quienes convertirán el Senado en una auténtica Cámara de representación territorial (la mitad). Aunque el mayor número de partidarios se concentra entre los votantes de la izquierda, las opiniones favorables sobre ambas cuestiones superan a las contrarias entre los votantes de todos los partidos. Mientras los de Vox, partidario de suprimir el Estado de las autonomías, se muestren muy partidarios del carácter territorial del Senado.
Más divididos si se muestran los interrogantes antes que las otras posibles reformas. Los partidarios de «profundizar el carácter federal del Estado mediante el reconocimiento de su plurinacionalidad» ganaron terreno en promedio, del 46,7% al 38,1%. Otra propuesta propuesta, la de “abrir la posibilidad de una consulta sobre la pertinencia de España de las distintas comunidades autónomas”, resulta con una pequeña diferencia más negativa que la que aprueba: un 46,2% frente a un 43,1%. En ambos casos hay una diferencia muy marcada entre los votantes de izquierda, a favor de estas reformas, y los de la derecha, claramente en contra. También hay diferencias apreciables por territorio: Madrid tiene plurinacionalidad, mientras que las consultas autonómicas sólo reciben apoyo mayoritario en Cataluña y Vasco.
La última de las propuestas sugeridas por los encuestadores es superar las autonomías y obtener un resultado redondo: los dos rechazan de cada uno de los tres entrevistados. Ninguno de los electores de los partidos, excepto Vox, ni de las comunidades autónomas está de acuerdo con la idea.
La satisfacción general por lo superado en estos 45 años de régimen constitucional no impide que en la reunión florezcan algunas opiniones críticas. Por ejemplo, los entrevistados (58,5%) muestran su decepción al afirmar que la norma fundamental es «rígida y difícil de reformar», aspecto que, sin embargo, reemplaza a una mayoría de votantes de los dos partidos legales. Los oyentes también cuestionaron el cumplimiento de los tres objetivos que aparecen en la génesis de la Constitución: la protección de los derechos de los ciudadanos, la regulación del funcionamiento de la democracia y la organización territorial. Y sólo en el primer caso los aprobados superan el 50%. En los otros dos, la suma de quienes consideran que estas sugerencias fueron «buenas», «malas» o «muy malas» supera las valoraciones favorables.
Llegados a este punto las diferencias en función de las simpatías políticas no surgen tanto entre derecha y abandono como entre el antiguo bipartidismo y las nuevas formaciones. Los invitados que valoraron los objetivos alcanzados son una ampliación de la mayoría de votantes de PP y PSOE, con algunas diferencias entre ellos. Para los territorios, la previsión se confirma. La actual organización territorial del Estado, por ejemplo, recibe la ayuda de casi la mitad de los madrileños frente al 38% de los vascos y el 30% de los catalanes.
Diversos datos de la reunión ofrecen un panorama de descontento con el sistema territorial, en el que se mezclan las opiniones de quienes lo consideran insuficiente y de quienes creen haber hecho muchas camas. Así, al preguntar el grado de comprensión del Estado discrecional que consagra la Constitución, las opiniones son casi empatadas: 44,4% a favor y 43,3% en contra. Dos de cada tres compartimentos que la Ley Fundamental consagra la oficialidad de las lenguas autonómicas y el 57% de España es un estado aconfesional. Respecto a estos últimos comentarios, sólo los votantes de Vox expresaron su oposición.