El Lancia Theme 8.32 que el domingo 3 de diciembre de 1989 conducía Fernando Martín, jugador del Real Madrid de la pelota, conducía un coche bajo de cómoda impresión como berlina familiar, arrastrado únicamente por el alerón trasero desplegable, destinado a ‘pegarlo’ al terreno y tuvo que arrancar desde el salpicadero cuando el auto se detuvo con ‘despegar’ a gran velocidad. Sí, este coche estaba equipado con un motor de 308 qv (cuatro válvulascuatro válvulas por cilindro) con inyección KE3 Jetronic fabricado en Maranello, cuna del mítico Ferrari, con un bloque V8 de 32 válvulas (de ahí la denominación ‘8.32’) que desarrollaba 215 caballos y alcanzaba una velocidad máxima de 240 km/h: requerido para un coche que sólo pesa 1.400 kilos, motor incluido.
En los cinco años que produjo el modelo exclusivo, de 1986 a 1991, vendió sólo 3.500 unidades en todo el mundo. Tiene 34 años, uno de ellos fue derribado en la autovía de Madrid, hoy llamada Avenida de la Paz, M-30 de Soltera, ‘idea’ del maníacamente mejorable alcalde Alberto Ruiz-Gallardón (que no bautizó ‘Avenida de los XXV Años de Paz’ porque no te lo encuentras o no te importa), que es el ‘camino’ para violar la normativa ambiental que impone la ley en las condiciones de tu autopista… Vuelta atrás, caminos Llega, en el interior del Lancia Thema 8.32, el presentador, Fernando Martín, 25 años, ídolo deportivo, pieza central del Real Madrid de baloncesto, jugador internacional y pionero del desembarco de jugadores españoles en la NBA, la liga estatal de baloncesto, en el El Portland Trail había fallado en los Blazers que disputó la temporada 1986-87, en la que participó sólo durante 146 minutos en 24 partidos con un mal balance, 22 puntos y 28 rebotes, lo que interrumpió su carrera norteamericana.