La pasada legislativa fue para Íñigo Errejón un lento viaje hacia el deseo de política nacional. El escándalo de la mayoría de países en 2019 lo ubicó en un Congreso con solo dos diputados, en un rincón de la cámara. Mientras, Unidas Podemos entró por primera vez en el Gobierno. Pero su cambio con el legado de Yolanda Díaz, el inicio de su proyecto y el cambio en la hegemonía del equipo. Hoy estará en primera línea: es el líder del grupo parlamentario, el principal ideólogo de Sumar y miembro de su ejecutiva provisional.
“El 3 de diciembre recibí el acta. Regresar solo al Congreso es un sentimiento duradero. Estamos en el pollo más negro. Luego recompondremos nuestra posición pero hacerlo requiere fortaleza moral”, escribió el propio Errejón en su libro con todo esto (Planeta, 2021), que publicó hace dos años y medio, precisamente en el período de transición entre la salida de Pablo Iglesias de la política y el inicio del camino propio de Yolanda Díaz al frente de las Naciones Unidas de Podemos.
Errejón estaba atado todo tras unos meses de vértigo por lo que tuvo en el pasado en Podemos, precisamente la parte que ayudó a financiar y con lo que abrió un legado profundo, no sólo en su propia formación política, sino en el espacio de la squierda. A principios de 2019 lanzamos Más Madrid con Manuela Carmena cuando iban pasando los meses para las autoridades locales y ayuntamientos. Con este movimiento abandonó Podemos y dejó prácticamente abandonada la estructura territorial del partido madrileño por competencia electoral. Más Madrid en la temporada 20 y en el equipo anterior, con Isa Serra al frente, le costó entrar en el conjunto con usted.
Tras recibir la repetición electoral de las generales, las entrevistas de algunos medios que han colocado una posible fuerza gestionada por Errejón con más de diez escaños y la decisión de lanzar Más País en cuestión de semanas, con alianzas con Equo y compromisos que finalmente vienen cristalizados sobre tres diputados: el de Errejón, el de Marta Higueras (la que ocupará Inés Sabanés) y el de Joan Baldoví por la coalición valenciana. Obtuve casi 560.000 votos, una cantidad similar a la que Unidas Podemos perdió entre las elecciones del 28 de abril y la repetición del 10 de noviembre, pero se tradujo en cuatro escaños menos para el conjunto de ese espacio político debido a la división electoral.
Durante los años siguientes, Errejón se convirtió en miembro estable del Gobierno votando a favor de sus iniciativas por parte del alcalde y logró introducir en el debate público, a través de intervenciones en el Congreso que tras viralizarse en las redes, temas como el de la salud mental. Pero su ambición de construir una organización estatal, un Más Madrid presente en todo el país, nunca terminó de dar frutos. Y en medio de este proceso apareció Sumar.
El deseo de Yolanda Díaz de construir una plataforma única para la isla que había estado fragmentada durante todos estos años se transformó después en la vocación de un proyecto político para trascender a Podemos. Esta idea opacó las aspiraciones de Más País de ocupar este espacio, pero permitió a Errejón volver a ganar dentro de una organización con vocación hegemónica dentro de la izquierda transformadora. Los encuentros privados entre Díaz y Errejón que dieron inicio a las negociaciones para la reforma laboral cristalizaron después con una iniciativa del Ministerio de Trabajo sobre bienestar mental que ambos presentarán en público.
“La primera parte fue conocer quién tenía una sintonía diferente en lo que decía Yolanda y lo que estaba editando con Sumar. Yolanda decía cosas con las que nos identificábamos y que nos parecían bastante parecidas. Cuando se lanza Sumar apostamos por que tengamos otras siglas, pero cuando evaluamos las cosas no tanto por siglas sino por ideas, todo suena bien”, afirma Errejón en conversación con elDiario.es.
Este trabajo previo se concretó tras las negociaciones de la plaza Largo Sumar del Polideportivo Magariños. “Gracias a todos por vuestra inteligencia para aportar a un nuevo proyecto de país”, le dijo Yolanda Díaz en su discurso de aquel acto del 2 de abril en el que también habían estado Mónica García, Ada Colau, Alberto Garzón o Joan Ribó. La relación concluyó con la firma de Holanda para unirse a la coalición por el 23J. Errejón fue cuarto en la lista por Madrid, primer puesto para la secretaria general de Podemos, Ione Belarra.
“Empecemos a hablar de la gestión del gobierno y hablemos de Sumar, que un día Yolanda me contactará. Y tratemos de asegurarnos de que suene bien. Primero lo vemos con cierta distancia para decir ‘a ver cómo pasa esto’, sobre todo por la tensión que nos llena unos con otros, pero nuestra gente los buscaba con naturalidad, fuimos afinando las cosas hasta armarles coalición entre todos. ”, explica Errejón.
A partir de ahora participó en la campaña electoral con gran protagonismo en actos y entrevistas, aunque su peso en la escena final fue menor y nadie pudo intervenir en la ciudad de Cierre en el Parque Tierno Galván de Madrid. Durante los primeros meses de vida del grupo parlamentario, el jefe de Más País tuvo un segundo papel: Díaz dividió portavocías entre Catalunya en Comú, Compromís, Més y Chunta Aragonesista, y dejó a Marta Lois la voz principal.
En ese momento, como relata este diario, su propia organización inició un proceso para integrar sus territorios en Sumar, mucho antes de que hubiera un pleno debate en la coalición sobre qué modelo de formación política debía optar. Primero Andalucía y luego Murcia, Castilla y León y el resto de federaciones de partidos decidieron en la asamblea disolverse e incorporarse a Sumar. Posteriormente, Errejón entrará en ejecución provisional, por lo que sin grandes anuncios, su partido, que en realidad nunca llegó a desenvolverse como organización, quedó efectivamente disuelto en la plataforma de Yolanda Díaz.
“Con la campaña electoral nuestro pueblo apuesta por incorporarse de manera dinámica a los trabajadores sin pedir carnets, desde donde milita cada uno. Y cuando salimos del campo es raro volver a casa separados”, afirma Errejón, quien explica que es en ese momento cuando queda claro que la estación del destino es Sumar. Aunque, precisa, en cada territorio las cosas se hacen de forma diferente. “En Asturias los compañeros que somos parte del Gobierno porque estábamos en coalición con Izquierda Unida es algo que está más avanzado. En Murcia hay otros ritmos por ejemplo…». Pero, asegura, “la decisión política, el ‘paradero’, está clara”.
La única formación autonómica que no participó en este proceso fue Más Madrid, que tras el salto de Errejón a la política nacional se consolidó como un partido autonómico en el que su fundador ya no tenía cargo orgánico. El último congreso, celebrado en noviembre, en el que no participó el diputado, reafirmó la autonomía de este organismo con la actual ministra de Salud, Mónica García, al frente. Este partido también forma parte del ejecutivo de Sumar, pero hoy estamos discutiendo cuál será su integración con el futuro, sobre todo lo que hay que ver con la estructura territorial.
En las últimas semanas Errejón ha pasado a tener un papel secundario en Sumar y formar parte de su primera línea. En primer lugar, Yolanda Díaz le encargó la redacción del posicionamiento político para la primera Asamblea General que se celebrará el próximo 23 de marzo. Anteriormente, el líder político había sido incorporado a la ejecutiva provisional y a la dirección ampliada.
Pero el gran salto se produjo dentro del grupo parlamentario. Las elecciones galesas obligaron a Sumar a buscar un líder del cartel. Primero contacté con Martiño Noriega y también con Teresa Táboas, pero ante sus negativas Yolanda Díaz le dijo a Marta Lois que dejaba la portavocía del grupo nacional para asumir esta candidatura. Sí, esta decisión obligó a Sumar a buscar un nuevo amor. Tras varios días de debate, el grupo impulsor de la plataforma Díaz decidió colocar en ese puesto a Íñigo Errejón, decisión que ratificó tras la dirección del grupo parlamentario.
Todo ello pese a que su figura genera zozobra en otros partidos de la coalición como Izquierda Unida o los ayuntamientos. En el primero, porque precisamente la primera ruptura entre Pablo Iglesias y Errejón fue consciente de la decisión de que Tomó Podemos participara en la coalición con IU en las elecciones generales de 2016. En el segundo, la decisión del líder de Países Bajos de presentarse en el 2019 también de Cataluña y participar en la competición electoral con ellos.
Sin embargo, algunas fuentes del grupo parlamentario reconocen que llegó a su nuevo cargo con buena tarta y actividades de diálogo, conscientes de lo que representa su figura para el resto de formaciones. “Tiene compañeros con los que también viven separados en el camino, manteniéndolos siempre juntos, como ocurre con los compañeros de los municipios”, afirma Errejón. Una vez Yolanda Díaz eleva la propuesta al grupo ejecutivo y tras haberla ratificado en el grupo parlamentario, escucha hablar con honestidad a la nueva portavoz a la que todos oyen. “Decimos y decimos: venimos de una década larga e intensa en la que hemos tomado posiciones en diferentes fases, pero en un momento defensivo en el que si no hacemos un esfuerzo sin tener Gobierno, nuestras trayectorias son menos importantes”, reflexión.
Vuelve ahora a un puesto, la voz del líder, que ocupó en su primera etapa en Podemos, entre las elecciones de 2015 y 2016, y que abandonó a la causa de la guerra con Iglesias por el control del partido que se produjo desde inicios de 2017 y que Dios tuvo origen en la Asamblea Municipal de Vistalegre II, donde se reunieron el exsecretario general y sus seguidores. Fue después de aquel congreso cuando su vecina Irene Montero le contrató.
En esta nueva etapa, en la que también es coordinador de una fuerza política de un grupo con formaciones con tesis estratégicas e ideológicas diferenciadas, Errejón se sitúa en el espejo de aquellas tesis políticas que le llevaron a buscar una coalición con IU en lugar de con la idea de transversalidad. Oye, dice, lo importante es que hay un denominador común que te permite trabajar en un momento en el que las izquierdas no están ya en una posición ofensiva como en 2014.
«En este momento defensivo lo que hacemos juntos gira en torno a ese mínimo común denominador, el arco que va en estos años y lo que va desde fraguar un nuevo consenso hasta estar en defensa para que el rival no te moleste», explica. Uno de los conceptos que marcan las tesis políticas que se han escrito en La Ponencia es el de arrebatar la idea de libertad a la derecha, y ahí, dice, Izquierda Unida se siente cómoda. “Con todas las formaciones pero concretamente con IU encontré mucha voluntad de entender”, afirma. «No hemos rechazado nuestras tesis anteriores, pero suponemos que son tesis para un país que parece poco actual», resumen.