Miles de personas han muerto en Israel y Gaza (Palestina) en los últimos diez días. Cientos de ellos, menores de edad. Unos, por la incursión de Hamás y la matanza indiscriminada que cometieron contra civiles israelíes de toda edad y condición. Los otros, como consecuencia de una reacción militar que no distingue terroristas de niños, médicos, periodistas o refugiados que intentan escapar de una anunciada invasión terrestre. Un conflicto enquistado desde hace décadas, que ha sido objeto de múltiples resoluciones de la ONU que delimitan sus contornos, y que el PP de Alberto Núñez Feijóo no ha dudado en utilizar de forma interna contra el Gobierno de coalición.
“Creo que el presidente del Gobierno debería poner orden, aunque comprendo que los votos de Sumar y los votos de Podemos son determinantes para que siga de presidente de Gobierno”, dijo a los periodistas este martes el, hoy por hoy, jefe de la oposición. “Pierde el prestigio internacional de España”, añadió. “Perdemos los españoles por el lío político que permanece en el Gobierno de forma notoria y, ahora además, de forma grosera”, apuntó.
Ha sido casi la única intervención pública de Feijóo desde que la pasada semana acusara a Sumar de tener “posiciones equidistantes o comprensivas con la actividad terrorista de Hamás que ha costado varias víctimas y secuestros de población israelí”.
Desde entonces, silencio, salvo las leves declaraciones del martes conseguidas por los periodistas. El líder del PP reunió este miércoles a un grupo “de expertos” entre los que estaban su secretaria general, Cuca Gamarra, el vicesecretario de Institucional, Esteban González Pons, el exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, el que fuera secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo, o el secretario de Acción Exterior del PP, Gabriel Mato, entre otros.
Tras la reunión, celebrada 10 días después del ataque de Hamás y la virulenta reacción de Israel, el PP remitió un vídeo enlatado a los periodistas con una declaración de Pons y sin opción de ninguna pregunta. En ella, el dirigente asegura: “En el Gobierno de España el antisemitismo no debería tener cabida. Pedro Sánchez, que se tilda de demócrata, debería arrancar el antisemitismo para que no arraigue en el Gobierno”
Pons, además, ataca al presidente del Gobierno por la supuesta irrelevancia de España en la gestión e hipotética resolución de esta nueva crisis entre Israel y Palestina. Una idea en la que el PP ha abundado casi desde el principio, sobre todo a cuenta del conflicto abierto por la Embajada de Israel en España después de tildar de “inmoral” a una parte del Gobierno, al que acusó de alinearse con Hamás. En concreto, a la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, quien ha acusado a la administración de Benjamin Netanyahu de cometer “crímenes de guerra” en Gaza.
La respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores fue inmediata en defensa de Belarra. E incluso en el PP coinciden en que el comunicado de la embajada israelí pudo haber sido “un poco más atinado”, en palabras del propio Feijóo. Pero el principal partido de la derecha española, que confía todavía en que descarrile la investidura de Pedro Sánchez y volver a las urnas el próximo mes de enero, no ha dudado en hacer las mismas acusaciones, y de buscar el señalamiento de los partidos que integran el Gobierno de coalición con mociones y actos de duelo y protesta en los que intencionadamente se ha dejado fuera a una parte de las víctimas civiles del conflicto: los palestinos.
Una de las más duras contra el Gobierno central ha sido la de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. “Sánchez se ha quedado aislado del resto de los gobiernos más importantes de Occidente, cuando España ostenta la Presidencia rotatoria de la UE”, dejó escrito en Twitter. “No firma el manifiesto de condena porque medio gobierno está contra Israel”, afirmó, para rematar con un recado contra el voto favorable de EH Bildu a la investidura de Sánchez: “Indecencia es pactar con los asesinos de tus compañeros”.
No era el primer mensaje en ese sentido. “España no está ni se la espera mientras no haya un cambio de gobierno”, señaló también sobre un comunicado conjunto de EE UU, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia. Un documento en el que estos países, miembros del G8, apelaban también a las “legítimas aspiraciones de los palestinos”. Esa parte del mensaje Ayuso la obvió y, ese mismo día, mostró su “apoyo y cariño a la familia de Maya Villalobo, la joven española asesinada en Israel, y a las de todas las víctimas de los ataques terroristas de Hamás, sean de donde sean”. E incluso promocionó la información sin contrastar de decenas de bebés degollados durante la incursión del grupo palestino.
Israel, “en shock”
Pero esta vez Ayuso no marcó la senda discursiva del PP, sino que fue la propia dirección nacional la que puso muy alto el listón. El vicesecretario de Cultura del PP, Borja Sémper, aseguró el pasado 9 de octubre, dos días después del ataque contra Israel, que hay “determinadas formaciones políticas que tienen cercanía ideológica y política con el entorno de Hamás”.
En opinión de Sémper, quien durante años representó el ala moderada del PP vasco y defendió la inclusión de EH Bildu en la vida política de Euskadi, dijo que “una parte” del Gobierno había “justificado” el ataque de Hamás, que exigió “condenar con la necesaria contundencia”.
Pero ya había ocurrido. El Gobierno, con Sánchez a la cabeza, condenó los atentados de Hamás el mismo día que se produjeron. Y la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, afirmó estar “consternada por las imágenes que llegan desde el sur de Israel y Gaza”, además de ofrecer su “solidaridad con todas las víctimas”. Su portavoz, Ernest Urtasun, también condenó “los actos de Hamás”, que calificó como “crímenes de guerra”.
Y ese “todas las víctimas” es, según el PP, la base de sus críticas al Gobierno y a una parte de la coalición. En los días posteriores al ataque de Hamás, y cuando la ofensiva militar de Israel ya había supuesto las críticas de la UE por boca de su representante exterior, Josep Borrell, el partido de Feijóo promovió declaraciones y actos de repulsa en diferentes instituciones regidas por la derecha: desde ayuntamientos a gobiernos y parlamentos autonómicos.
El denominador común de las convocatorias fue el de aislar el ataque de Hamás y descontextualizarlo de las décadas de conflicto abierto entre los palestinos y los israelíes, además de los países árabes del entorno. En Madrid, por ejemplo, la convocatoria fue lanzada por un organismo supuestamente apartidista como la Federación de Municipios, que hizo coincidir sus convocatorias con las promovidas por el PP.
En muchas de esas protestas participó el PSOE, y en otras no. Pero la ausencia de los partidos integrados en Sumar permitió al PP tildarlos de “equidistantes”. Una acusación que se mantiene.
Este lunes compareció Sémper en una rueda de prensa en la sede del PP en la que señaló que la posición de Sumar “proyecta imagen de España que resta credibilidad y debilita la posición del país” a nivel internacional. El dirigente defendió el “derecho” de Israel de “perseguir a los terroristas” en cualquier parte, pasó de puntillas por los centenares de palestinos muertos en la respuesta del Gobierno de Netanyahu, así como por las peticiones expresas de la ONU para que Israel no corte el agua y la electricidad a toda la Franja de Gaza, donde viven cientos de miles de personas.
El vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta defendió de forma sutil que el PP reconoce el derecho a un “Estado palestino”, y defendió incluso que Gaza no es un territorio ocupado, sino un “territorio autónomo”, pese a que la ONU considera a Israel “fuerza ocupante” en sus resoluciones.
Fue en esa rueda de prensa en la que Sémper dijo ver “roto” al Gobierno de coalición. Después llegó el comunicado de la Embajada de Israel y la respuesta de Exteriores.
El martes por la mañana, Feijóo insistió en la división del Gobierno, el “lío político” y en que Israel está “en shock”, motivo por el que instó a “no tener un conflicto” con el país de Oriente Próximo.
Su posición la ratificó después su ‘número dos’, Cuca Gamarra. “Tenemos un Gobierno en funciones capaz de dilapidar el crédito en política exterior de nuestro país”, dijo en una rueda de prensa en el Congreso. “No estamos para tener enemigos, sino para tener el papel de liderazgo que España siempre ha tenido”, zanjó.
Pons siguió el miércoles la misma senda de justificación de Israel. En el videocomunicado, el vicesecretario pasó de puntillas por el ataque contra un hospital en Gaza en la noche del martes, y cuya autoría está en duda, y pidió “que los terroristas abandonen las armas, liberen a los secuestrados”. También reiteró que Israel tiene el derecho legítimo a la defensa“, aunque conminó al país a cumplir ”las normas de derecho internacional“ y a evitar ”víctimas y sufrimiento entre la población civil“.
La frase de Pons queda lejos de lo que dijera hace ahora 11 años el que fuera su jefe de filas, Mariano Rajoy. En noviembre de 2012, y ya como presidente del Gobierno, pidió “contención” a Israel durante una rueda de prensa en la Moncloa acompañado de la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. El jefe del Ejecutivo había llamado a su homólogo para decírselo en persona. No era otro que el hoy también primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
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