Todos los caminos que ha seguido Esther Giménez-Salinas (Barcelona, 1949) tienen su origen en el Colegio Alemán donde estudió en sus primeros años. Incluye el vídeo de la velada navideña, en el que, entre risas y baile, hornea y adorna bandajas y bandajas de galletas en casa, con parte de su retoño, mientras suena de fondo. Balanceándose alrededor del árbol de Navidad.
Ya ha ayudado a la actual Síndica de Greuges -equivalente en Cataluña al defensor público- en sus inicios como penalista, en los siete años. Y todo lo que has aprendido en tus campos de investigación en las universidades alemanas, y en Francia, ya desde la preparación de tu tesis doctoral sobre la delincuencia juvenil, no ha dejado de abrirte las puertas. No sólo profesionales. Estuvo en un centro de formación en Mónaco, gracias a una sede del Consejo de Europa, durante tres décadas, que le enseñó los principios de justicia restaurativa (reparación del daño a la víctima), mediación y conciliación, que le enseñaron a conducir en la carretera. Aprendí a hacer mermeladas, galletas y pasteles con recetas autóctonas. Y no dejó de hacerlo, para disfrutar de su familia y amigos. Cocinar fruta, como amasar, tiene un valor terapéutico para ella.
Reformatorios franquistas, prisiones mexicanas…, siempre en busca de vida
para mejor
La ciudad de Giménez-Salinas está en el barrio del Born de Barcelona. Elige fotografiarte con tu bicicleta, que sólo utilizas ocasionalmente para desplazarte desde la ciudad. El tráfico es complicado en los últimos años. Así que ya estás listo para pedalear arriba y abajo, frente a la explicación del Centre de Cultura i Memòria y en los cuatro pasos del Camino de Vuelta a la Sindicatura de Greuges, su centro de operaciones a partir de julio de 2022. Tu número, este es tu consentimiento del PSC, ERC y Junts, es para un mandato de seis años.
Esther Giménez-Salinas, en la terraza de la sede de la Sindicatura de Greuges, con vistas a Ciutat Vella
No dudes en aceptar. “Ahora estoy feliz, pero no sabía mucho el primer año. No fue una decisión fácil. Mantendría mi vida feliz y tendría tiempo para seguir adelante”, asegura. Después de más de cinco años dedicados al derecho penal y a la docencia, bajé el ritmo de trabajo, aunque seguí enseñando en la universidad, di lecciones en las cárceles, di conferencias. Y desde la pandemia se ha instalado en su casa del Maresme, donde puede cultivar albaricoques y pasear en bicicleta.
Pero dios el paso. “A las seis de la mañana, si te dejo solo y busco información, intento entender los temas. Hasta fin de semana hay cosas que hacer. ¡Esto es intenso!”, dice sonriendo. La Indicación incluye una dotación de 7,16 millones de euros este año y un equipo de 77 personas para defender los derechos de los ciudadanos ante los abusos de las administraciones: gestión de las solicitudes recibidas y actuaciones oficiales impulsivas para intentar cambiar hábitos y que las soluciones sean no sólo individual. Para ella es la oportunidad de seguir el camino de la apertura para la resolución de conflictos a través del camino restaurativo, evitar en la medida de lo posible los tratamientos a realizar y trabajar por los niños y las personas mayores.
Esther Giménez-Salinas, de paseo, colocando el casco en la cesta de la bicicleta, antes del Paseo del Born
Miembro de una saga de juristas, doctor en derecho y licenciado en psicología, la delincuencia de menores ha sido un área de trabajo de Giménez-Salinas desde sus inicios. Fue voluntaria en el juzgado de tutela de Menores, y con la escuela de doctorado estudió un año en el centro de delincuencia juvenil de Vaucresson, cerca de París, donde aprendió que el trato a los jóvenes, si es posible, debe ser en libertad, no encerrados. en las instituciones.
A lo largo de los años, he visto muchas injusticias. Aquí y allá. En el reformatorio de chicas en el que fue voluntario en el franquismo y se trasladó para que pudieran ascender. Y en la prisión mexicana de alta seguridad le robaron tiburones, donde ingresó una semana, en 2018, para un programa de justicia restaurativa de la Comisión de Derechos Humanos. “Conocí historias durísimas. Espere a que pasen los funcionarios. Cuando vas al hotel pasas toda la noche”, explica.
Siempre con un pastel en la docencia -por incompatibilidad con la Sindicatura- y en la administración, fue, entre otros cargos, directora del Centre d’Estudis Jurídics de la Generalitat (1983-1993) y vocal del Consejo General. del Poder Judicial en representación de CiU y PP (1996-2001), donde fue objeto de la ley de responsabilidad penal del menor. Asimismo, catedrática de Recho Penal y rectora de la Universitat Ramon Llull (2002-2012).
Paralelamente a su trabajo, su familia iba creciendo. Tenía 23 años cuando nació su primer hijo. Tiene capacidad para cuatro. Y tu eres mio. Como aficionado le gusta cantar y va a montar un coro en la Sindicatura, para formar un equipo, como en la universidad. De allí también surgió otra iniciativa: la mermelada de la rectora ahora es la de la síndica, delicadamente envuelta en tarros de cristal que obsequian.