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En Girauta sólo quedaba Vox.

En Girauta sólo quedaba Vox.

Juan Carlos Girauta (Barcelona, ​​marzo de 1961) volvió a verle. Después de varios años aparentemente retirado de la política, cuando dio el «sí», Santiago Abascal quiso presentarse como número tres de la candidatura de Vox al Parlamento Europeo. Con este nuevo paso, el abogado, escritor, tertuliano y exdiputado, de 63 años, inicia su amplio y singular currículum político que comenzó muy joven en la ultrazquierda y la izquierda como militante del PSC, para volver a ocupar su lugar en el PP y posteriormente en Ciudadanos, participó en la que participó en su fundación junto a Albert Rivera.

En el salto ahora hacia la extrema derecha no ha olvidado nada desde que Girauta no oculta sus simpatías y afinidades ideológicas con Vox. Con él, sin embargo, se fue e intercaló algunas de sus recientes declaraciones en las que aseguró que su retiro era definitivo. Pero al mismo tiempo también colmó las duras críticas que lanzó la víspera en Vox, que había grabado al periodista Jesús Cintora en X, a través de un vídeo en el que se destacaba el disfraz político del polivalente Girauta.

En el verano de 2021, cuando notó iba a participar en una conferencia sobre “la libertad de expresión” impulsada por Denaes, la fundación del patronato Santiago Abascal, aseguró, tajante: “No tengo menos intención de hacer política. En ningún partido”. Dos años antes, en 2019, el Consejo Ciudadano de Exportación Parlamentaria también anunció que dejaba la política. Lo hizo pocos días después de la dimisión del propio Albert Rivera, que fue consecuencia de la debacle electoral sufrida por Ciudadanos en las elecciones generales de noviembre de ese mismo año, en las que su partido pasó del golpe del 57 al 10 candidato y en las que Girauta no se registró para validar en el escaño por Toledo.

Entonces, el abogado y escritor afirmó también que «no hubiera querido estar en política» ya que hasta ese momento había sido su amigo y el todopoderoso líder de un partido que había frustrado sus deseos de ir a gobernar España. «Se ha pegado a un buen hombre y yo no quiero estar ahí después», confesó en una entrevista a esRadio, la emisora ​​de Federico Jiménez Losantos que desde hace muchos años ejerce como tertuliano pero con lo que ha terminado de terminar. “Está paranoico”, llevó a acusar al comunicador en uno de sus programas, para quejarse de sus ansias de querer reunirse con Alberto Núñez Feijóo.

Sin embargo, el portazo oficial en Ciudadanos lo materializó en mayo de 2020, hasta que Dios queda definitivamente de baja como militante de esa formación, hoy en peligro de extinción. Para entonces, Girauta había acumulado una serie de feroces críticas contra su nueva líder, Inés Arrimadas, y la nueva dirección del partido donde acusó a sus votantes de «traición» por apoyar la tramitación del decreto de estado de alarma del Gobierno de Sánchez durante la pandemia.

Sobre malestar lo plasmaba cada dos días también en su cuenta personal de Twitter –ahora me escribieron para asombro de muchos. Ahora, todos esos comentarios groseros han desaparecido del rojo, y donde su primitivo perfil, @GirautaOficial, ha mutado en una gran cuenta de sus fans, llamada @Girauters, que alaba sus ‘hazañas’.

Buscando un regreso a Bruselas

El Confidencial señala que Girauta quedará “como independiente” en la lista número tres de Vox en el Parlamento Europeo, por detrás de otros dos hombres, Jorge Buxadé y Hermann Tertsch, según ratificó este domingo el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) reunido en Victoria. En esta página, como se ha reconocido en este editorial la exportación parlamentaria de Ciudadanos, está avalada directamente por el mismo Santiago Abascal, que es quien la propuso, en opinión de otros muchos perfiles como el otro periódico de su causa. Luis del Pino, ofendido porque Girauta dice “sin saberlo”. Estas cuestiones dan a Vox la posibilidad de mejorar sustancialmente los cuatro diputados que ostenta ahora Bruselas.

En realidad, en este caso se trata de un regreso al Parlamento Europeo dado que empleó a un hombre de confianza entre julio de 2014 y enero de 2016, pero bajo el paraguas de Ciudadanos. Después de hacer la escritura para hacer carrera en Madrid.

Aunque Girauta decidió retirarse, sus buenas relaciones con el líder de Vox no eran más que un secreto. De hecho, es normal que me inviten a algunos de sus eventos electorales y a los míos. Una de sus apariciones más recientes tuvo lugar en octubre de 2023 en la presentación del cartel de concentración contra la ley de amnistía y “contra el golpe de Estado de Sánchez” celebrada en la Plaza de Colón, organizada por Denaes, una de las dos Fundaciones patrocinadas por Vox.

Girauta fue uno de sus copresentadores, junto a otros dirigentes de la extrema derecha, y renegados de otros partidos que no estaban activos, incluidos algunos del ala crítica del PP, como Esperanza Aguirre. En ese acto también estuvo su amigo Marcos de Quinto, el empresario ejecutivo de Coca-Cola y otra de las láminas estrella de Rivera, con quien Girauta, como cumpliendo esta editorial, dio impulso a la asociación Pie en Pared, una grupo de expertos contra la denominada ‘izquierda despertó’. Cuando llenó el turno de preguntas, el exdirector de Ciudadanos aseguró que en caso de que se produjera un «autogolpe» en Cataluña [en referencia a la ley de amnistía o a un referéndum de autodeterminación]Dijo que estaba “persecutando la detención del presidente del Gobierno”, como hizo con el expresidente de Perú Pedro Castillo en 2022. El día de la manifestación compartió escenario con Abascal, el director de la Fundación, Iván Vélez, y el periodista Luis del Pino.

Una trayectoria política difícil de superar

Con su terror a Vox el abogado, el periódico, el escritor y el tertuliano completan toda una trayectoria política difícil de superar de la que se puede concluir que prácticamente no partió por lo que no pasó. En su carrera política, según él mismo ha dicho en varias ocasiones, los inicios fueron muy jóvenes, primero en el partido «de ultraizquierda» y luego en el PSC, la facción catalana del PSOE, donde militó hasta 1986. Pero Su recuerdo de aquella etapa aún no ha de ser nada agradable porque en 2019 se lanzó -novedad en Twitter- contra esta formación a la que integrantes llamaban «lameculos», entre otras lindezas. “El PSC ha decepcionado a mucha gente. No podía decirme a mí mismo: el hombre abandonado tiene 33 años, sabiendo lo que era: un grupo de cojos mimos mezclados con piadosos ladrones. Traidores, acomplejados, inmorales y nacionalistas dedicados a servirles en Pujol al jefe del área metropolitana”. Ahora todo se puede ver en rojo.

En una entrevista concedida en 2018 a El Mundo, Girauta confesó que a los 15 años decidió que era “maoísta” porque “era la única forma posible de matrimonio” y “para divertirse”. «Lo que no fue un ‘progreso’ en Barcelona en 1976 fue un capullo», dijo. Según el relato, cuando Franco murió, siendo quinceañero, «estaba en fiestas ultrarracistas», como la Joven Guardia Roja. “Si hubiera estado en la Juventud de la Guardia Roja fue porque miré todas las posibilidades que tenía y me dije: ‘Esta es la fiera más grande que tengo’”. “Era maoísta, en teoría. Pero yo no había leído a Mao. ¿Cómo leí a Mao a los 15 años? Leo a Nietzsche, pero no a Mao. Fue una estética. De chaval, la política te entra como estética”, reflexionaba. En otro momento, dijo: “Me marché del PSOE con 25 años porque leí libros de disidentes soviéticos, de Kundera. Lo comenté con mis compañeros y me contaron cómo fue».

Tras ese paso por el país, Girauta volvió al PP, bajo cuyas siglas pretendía medrar, hasta que finalmente: se presentó a las elecciones municipales de 2003 en Castelló d’Empúries. No elegí el concepto elegido. Quiso intentarlo poco después, este mismo año 2003, como candidato a diputado del Parlamento de Cataluña por la circunscripción de Girona. Tampoco fue elegido. La tercera intención fue en 2004 como candidato de Girona, otra vez del PP, pero esta vez en el Congreso de los Diputados, de nuevo sin éxito. Con el tiempo, también se desarrolló el partido conservador.

Le llegó de la mano de Albert Rivera y un grupo de ‘intelectuales’ con impulso en el Movimiento Ciudadano de Barcelona, ​​Ciutadans y finalmente Ciudadanos (Cs). Girauta optó por participar en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 y creó un hombre de confianza junto al cabeza de lista, Javier Nart, que ahora está en Ciudadanos.

Su ascenso en el partido de Rivera ya es una historia conocida. En las elecciones generales de 2015 y 2016 fue elegido por Barcelona y se convirtió en portavoz parlamentario del partido, comprometiéndose a negociar los frustrados pactos de inversión, tanto con Pedro Sánchez como con Mariano Rajoy.

En las elecciones de abril de 2019 se vio obligada a presentarse por Toledo y cedió el liderazgo de la candidatura en Barcelona a Inés Arrimadas, cuando la exdirigente decidió abandonar Cataluña para dedicarse a la política nacional y deshacerse también de su papel de portavoz del Congreso. Girauta firmó la sede de la provincia Castellano della Manche pero la perdió un mes después de la reelección en noviembre. Ahí puso punto y final a su paso por el partido que ahora se autodenomina «liberal».

Cinco años en Bruselas muy bien remunerados

Este jueves, Girauta confesó a la agencia Europa Press estar «encantado» por la propuesta del líder de Vox. “Es un honor”, ​​aseguró, antes de hacer una oferta de la que no dudaría mucho. A sus 63 años obtuvo la posibilidad de ocupar un asiento en Bruselas durante los cinco años siguientes y le ofrecieron un broche de oro muy querido por su júbilo.

Según el Estatuto Único de los eurodiputados, aprobado en 2009, la suma bruta se fija en 9.975,42 euros, que entre los descuentos asciende a 7.776,06 euros netos mensuales. En España este salario también está sujeto al impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).

Pero, además, los eurodiputados gastan otros 4.778 euros al mes en dietas hasta el punto de que pueden ganar hasta 4.716 euros al año para viajar, lo que hay que justificar. Durante un breve tiempo, cada parlamentario tiene a su disposición otros 28.412 euros mensuales para contratar asistentes, aunque este partido extra no se abona directamente a su nombre.

By Angel Whiteman

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