Estas cosas no son buenas. La crisis económica, con todas sus consecuencias empresariales y laborales, se está extendiendo y tardaremos en levantarnos, ésta es la verdad. Y, además, hay inseguridad en la calle, y cierto desencanto, y cierta frustración y, más concretamente, como catalanes somos conscientes de que Cataluña es un pueblo en peligro, en peligro, eso sí, de perder su identidad. “Ningún otro líder catalán ha sido entrenado por los catalanes para vivir con la sensación permanente de que Cataluña y sus catalanes están en peligro de extinción como Jordi Pujol. El discurso de su primera legislatura como presidente de la Generalitat, el 8 de mayo de 1980, –y las reiteraciones posteriores– marcó a una sociedad mucho más de lo que podría haber supuesto.
Desde hacía algunos años István Bibó (1911-1979) venía proponiendo el concepto de «histeria política» para comprender la historia de Europa Central durante el período bélico. El pensador y político húngaro dice que cuando una comunidad no logra enfrentar un tema que cree que amenaza su existencia –su imagen idealizada– tiende a adoptar una estrategia defensiva. Así que reemplaza el problema que asumes como insuperable por uno nuevo y si te convences de pasar al segundo, la comunidad seguirá existiendo.
No basta con reclamar experiencia en inmigración si necesita saber lo que quiere
Siguiendo este esquema, en el contexto de la independencia ha habido intentos de sustituir el revuelo de los proceso – que era un ascenso a la sensación de tener la propia existencia amenazada – por un sustituto para soportar la decepción: la inmigración. Incluida, sobre todo, Aliança Catalana, el cuarto espacio aún sin líder, y algunas voces de Junts.
Precisamente en Junts se plantean –de momento pocos, ma valientes– la necesidad de definir la inmigración a partir del consejo nacional del partido de los próximos 13 de Negros. No basta con alegar pericia en la materia como ha pedido el presidente Carles Puigdemont, sino que, hasta que se celebre, se sostiene que saber para qué se quieren.
El expresidente catalán Carles Puigdemont, paso de diciembre en el Parlamento Europeo
La declaración está completa. El ERC tiene el marco teórico más definido, pero hoy hay que asumir unas cargas elevadas. Incluido un grupo de sus electores, empados en esta vertiente del pujolismo. No, soy en vano. El discurso identitario de Pujol suena está muy actual. Es válido para todos los casos, sustituyendo Cataluña por cualquier otro país (Francia, Estados Unidos, Suecia…). De vez en cuando, está viejo y probado. En cuarenta años hemos comprobado que se ha producido la extinción de la nación y hemos respondido al miedoso rebaño “de los catalanes de siempre” entre el pastor y ayudado a ganar las elecciones. Pero también es inútil para tratar con rejillas de fondo.
Por el contrario, Bibó planeaba abandonar la idea de una “nación en peligro” bajo el supuesto de que esto por sí solo podría generar personas resentidas, angustiadas y frustradas. En esencia, al calor de futuras catástrofes, tanto propias como ajenas. Sólo estas placas, pero llevándolas, por ejemplo, a los que están acusados en defensa y reclamando más autogobierno se hace por dejar de conservar el mío, y por hacerlo.