Si hay quien llama al Estado profundo, hay un lugar reservado para Tomás González Cueto, uno de los detenidos más importantes en la operación de la Guardia Civil por contratos en la Real Federación Española de Fútbol. González Cueto fue el asesor jurídico del expresidente Luis Rubiales, prácticamente su mano derecha. Pero llamarlo así no le hará justicia. Es mucho más.
Fue abogado del Estado de confianza de Mariano Rajoy con el Gobierno de Aznar y después, ya en excelencia, vocalista de la Comisión Jurídica de la FIBA, ex miembro del Tribunal Administrativo del Deporte… Pero, sobre todo, Es el núcleo radiante de un mundo de altos funcionarios que, a veces y sin control, mantienen una pieza en la administración, otras en la empresa privada y en los colegios de abogados. Todos los caminos conducen a GC Legal, el mensaje que contiene los símbolos de sus recursos y que sirve para explicar la confusión de parte de la realidad.
El 30 de octubre de 2017, el entonces Ministro de Justicia, el popular Rafael Catalá, inauguró un buffet de abogados: “Inauguración del despacho @GcLegal_es. Abogados al servicio de los ciudadanos”, afirmó el ministro. Fue un acto tan extraño que la oposición explicó con más detalle. El gobierno justificó que el ministro quería estudiar en el sector. Rechazaba la acusa así de promover un bufete en el que, entre otras cosas, defendía a defraudadores fiscales.
En realidad, en el mundo de la abogacía no he aprendido mucho. Porque el presentador junto al que posó Catalá fue Tomás González Cueto, el hombre cuyo nombre estaba firmado en el bufete. Y pocas personas están mejor conectadas que eso. Funcionario del Estado desde 1988 (número según su ascenso), fue secretario general técnico en varios ministerios con Rajoy durante el Gobierno de Aznar. En la administración concluyó su actividad como secretario general de la presidencia. «Era el abogado del jefe de estado de Mariano Rajoy», dice una persona que lo atendió.
Tras la victoria del PSOE, me embarqué en el lucrativo camino de muchos abogados del Estado: la excelencia. Entonces González Cueto encontró una mina en el mundo del deporte. Como socio de Jiménez de Parga Abogados, ya era miembro del Tribunal Administrativo del Deporte y de la Comisión Legal de la Federación Internacional de Baloncesto. Su presencia en los órganos que solucionan conflictos no impide que su envío reciba clientes de las mismas temáticas. El diario El País publicó que el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, había contratado como abogado a Gilberto Pérez del Blanco, del mismo despacho que González Cueto. “Tomás es frío e inteligente. Parece que el primero fue cercano al PSOE, pero partiendo del PP”, dice de una persona que coincidió con él.
Poco después cogió el buffet que la llenó y lo abrió, con el ministro incluido, en su propio despacho. Estas acusaciones de conflicto de intereses pueden resolverse. Oh, no. La inauguración del buffet tuvo lugar en octubre de 2017 y sólo unos meses después, en mayo de 2018, Luis Rubiales era elegido presidente de la Federación Española de Fútbol. Como hace la gente con el olfato, nuestros leones abogados estaban en el lugar y en el momento indicado.
Rubiales, que tenía planos expansionistas, multiplicó la asunción de la Federación y la convirtió en su lectura de cabecera. Fue un tándem perfecto. Si Rubiales quería ganar la Supercopa en Arabia, González Cueto le dio forma al gol. En las múltiples disputas de la Federación con La Liga, si Rubiales fue el ariete contra Javier Tebas, González Cueto fue la idea de la estrategia legal. Y tengo muchos buenos contactos en la industria. “Era más que abogado, era un hombre de confianza para todos”, afirma otra fuente del sector.
Antes de esto, González Cueto fue miembro del TAD, entonces presidido por Enrique Arnaldo, magistrado alto del Constitucional y cercano al PP. Después de que González Cueto dejara el TAD, organismo que resuelve ante los tribunales los conflictos de deportación (sanciones por dopaje, cierre de estadios…), el Gobierno nombró a Beatriz Rodríguez Villar para el TAD, carta del Consejo de Estado…. y casada con Lucas Blanque, también leído por el Consejo de Estado y que trabajó para GC Legal. Cuando el presidente de La Liga, Javier Tebas, enemigo de Rubiales, denunció la relación y el conflicto de intereses, Rodríguez Villar dijo dimitir. En uno de los premios legales del año anterior, un fotógrafo capturó a González Cueto junto a Beatriz Rodríguez Villar.
Un aparte que sirve para explicar este mundo. Lucas Blanco [no se pierdan, el marido de la letrada del Consejo de Estado que tuvo que dimitir de TAD] tiene compatibilidad concedida. Durante años, Blanque trabajó, en ocasiones, como funcionario en el Consejo de Estado, en el Consejo General de la Abogacía Española como director de servicios jurídicos como asesor y en GC Legal como asesor off-counseal. Una sentencia por un conflicto laboral reveló algunos de los números que lograron gestionar su trabajo como alto funcionario y su colaboración con GC Legal.
“El Consejo General de la Abogacía Española mantiene al pie de la letra la cantidad de 120.000 euros anuales, sin IVA incluido, pagados en 12 periodos mensuales, previo envío mensual de factura por importe de 10.000 euros, sujeto al requisito de que Añadir el IVA y consultar el porcentaje de retención del IRPF vigente para cada pago”. El CGAE se financia en última instancia con cargo a las obligaciones de los abogados españoles.
Blanque fue despedida por el CGAE en 2021 y desde hace menos de un año ya es colegiada en el Colegio de Abogados de Madrid, que lo ha denunciado ante la Fiscalía General por la acusación de publicar datos privados del nuevo abogado de Isabel Díaz Ayuso. Los mismos nombres aparecen en muchos sitios.
También en el TAD estuvo Jaime Caravaca, abogado estatal y sobrino de Ramón Caravaca, otro socio de GC Legal. La Asociación de Futbolistas Españoles informó que tenía un conflicto de intereses. Según El Confidencial, Ramón Caravaca es uno de los sospechosos del funcionamiento de la Federación.
Cuando Rodríguez Villar dimitió del TAD fue sustituido por Alfonso Ramos de Molins, también abogado por el Estado y también con la compatibilidad concedida. Ramos de Molins es abogado del Estado ante la Constitución, tiene su despacho particular y es miembro del TAD. Esta figura de compatibilidad en la Abogacia del Estado es un camino de desaparición, pero el Ministerio de Justicia no la ha dejado como la tenían de antes. A veces puedes trabajar en público y en privado sin ningún control de conflicto de intereses. Se les llama grado 24, clase baja y generalmente cambian para trabajar en el sector público y privado, donde se los codifica según su conocimiento y acceso a los complejos turísticos agrícolas. Fue la piedra angular de la resolución del TAD que impuso a Rubiales una sanción menor que la del médico del Consejo Superior de Deportes (finalmente quedó incapacitado por la FIFA).
Ramos de Molins es también el patrono de la Fundación Hay Derecho, entre los que han perdido el nombre de la socialista Magdalena Valerio como presidenta del Consejo del Estado sin contar con un currículum de prestigio suficiente.
Allí coinciden con Elisa de la Nuez, también socia de GC Legal y abogada del Estado hora en excedencia. Este diario intentó, desde su finalización, obtener la versión de González Cueto y Ramos de Molins. De la Nuez, quien era compañera de promoción de González Cueto (era la número dos) impugnó la correlación electrónica. “Tomás González Cueto no tiene ninguna relación con la Fundación”. Y además: “Nada de este asunto tiene alguna relación con la Fundación Hay Derecho la cual mantiene su misión de fiscalización sobre el abuso del poder gubernamental que gobierna y afecta a quienes afectan, quien para eso es ver perros”.
Durante años, este jurista experto en la lucha por la regeneración democrática, en la fundación y en un medio como la Cadena Ser, mantuvo la compatibilidad para trabajar en el espacio privado una vez fuera funcional. Hasta que la autoridad general del Estado le aconsejó proceder. Así es como resolvemos estas cosas. Discretamente. Sólo unos pocos éxitos desesperados (una detención en este caso) dejan los casos a la luz.