Del golpe echeverrista en Excelsior al lopezobradorismo de por encima de la ley está la autoridad moral del presidente. Y es un error para el final del sexenio, que es obligatorio evitar, y más con la elección en marcha, que la tensión entre Palacio Nacional y la escala de poder cueste lo mismo de este shock.
Cada uno de sus estilos ocupó la silla del águila con desprecio por los medios. Con lisonjas, prebendas, negocios, embute, acoso o mera publicidad consiguieron una cobertura favorable o al menos bajaron el volumen para que la negligencia gubernamental no sonara tan fuerte.
No hay presidente que esté a salvo: pese a presentadores y editorialistas, obligando al periodista a cambiar de fuente, castigos publicitarios porque no pagan para que los seguidores, chantajes, boicots con ayuda de empresarios, amenazas, premios a competidores, acceso condicionado , auditorías…
De todo se ha sexenio tras sexenio. En realidad, ha aprendido aún más: es el manera rebosante de patiños y es el ciberadicto en internet que en un momento es denunciado como “AMLO Rojo”; y el castigo del público no es común; son las calumnias, el denuesto y la divulgación ilegal de datos personales de los periódicos lo que resulta inconveniente; es la orden de atacar una correspondencia revelando su número telefónico, y es cerrar Notimex y utilizar el transporte público para acercarse a extraños y permitir los propios.
Andrés Manuel López Obrador decidió que su presidencia haría uno practicamente todo vale en lo que respecta a la prensa. Su determinación proviene de una lección aprendida de la manera más difícil. Los del medio eran escaladores que los ayudaban a subir a la cima para permitir que otros la usaran.
Dicho así, el actual presidente toma en cuenta y utiliza diversos argumentos para imponer su propaganda a la información, por lo que señala, sin embargo, que este diputado se alimenta del poder institucional de la Presidencia de la República y de su política social construida. por decadas.
Con los relatos de inversores pretenden obtener la credibilidad de todo el informe o periódico que cuestione la probidad de su presidencia, incluidos sus alcaldes, hermanos, colaboradores de largo plazo o pacientes. Y lo mismo ocurre con la relevancia de sus políticas o la veracidad de sus declaraciones.
El precio reservado para la compra de su sexo era el del vasallo. Y quien no aceptara conceder preguntas antes, creer antes de investigar, analizar antes de transmitir solo, iría a la galería de enemigos de esta nueva era donde por decreto no hay nepotismo, influencia y corrupción.
En este esfuerzo el tabasqueño utilizó la energía acumulada a lo largo de cinco años y medio. Emperador, la balanza no necesariamente se inclina a su favor, ya que lo promueve como una demostración de su popularidad y también de las posibilidades de que su movimiento sea suficiente en 2024.
La imprenta trabaja en todo el Gobierno incluso en los tiempos de Andrés Manuel. Así era cuando el poder estaba monopolizado por la presidencia, así es hoy cuando hay mecanismos de publicación más variados y más posibilidades de evitar la imposición de una sola verdad, una sola visión.
Porque en México siempre ha habido comentaristas que se fueron en ese momento en el que leyeron que el poder no quiere ser público, y como los gobiernos son imperfectos, y como ya no se encuentran reconociendo los errores en la cara, López Obrador está perdiendo y el perdera. , la batalla de la información.
El presidente ha favorecido la posibilidad de emprender un cambio de régimen. En su lógica, una decisión tan radical implicaba no participar en la denuncia de alguien porque restaba credibilidad y margen de acción. Los escándalos por corrupción o ineficiencias siempre quedarían en la sombra.
La prensa pronto descubrió que su gobierno era todo menos virtuoso al celebrar contratos o administrar el tesoro. Antes de la pandemia hubo desvíos e ineficiencia en la compra de medicamentos; y de ahí saltamos a Segalmex, una caja que hoy nos deparará sorpresas, y no sólo a Morena.
Si quisiera reservar información sobre la cuenta de seguridad nacional, pero esto le impidió conocer viajes singulares y propiedades del secretario general, los costos de la refinería que al mes de ser inaugurada no están refinados, las farmacias que no surten ni Alivian escaparz, etc.
Esa cauda ha vinculado al punto de que ahora está bajo el lobo del propio presidente, porque están buscando a sus hijos han visto que sí les hace, parafraseando el cinismo de la época anterior, justifica la transformación, y porque Están investigando supuestos narcosobornos a antiguos colaboradores.
Accorralado, el presidente pasó prácticamente todo febrero hablando de la conspiración del mes. Atacó los mensajes, pero no logró resolver los mensajes, investigaciones, cancelaciones o simplemente suspensiones de entidades de Washington por el financiamiento ilegal de su entorno político.
En ese contexto, cada nueva revelación de supuestas irregularidades en los contratos de los trenes mayas demostraba que el presidente que había prometido evitar que la corrupción descendiera o un par de hombres habían tenido el coraje de desesperarse.
El final del ciclo sexual, incluso en condiciones de alta probabilidad de continuidad, está marcado por disputas de poder, internas y externas, y por la pérdida de control del jefe superior, lo que hace previsible que los tiempos de residencia, los escándalos sólo se prolonguen. aumentar.
Esto sucederá sólo porque sus adversarios, o aquellos dentro del mismo movimiento si se sienten maltratados en esta era del departamento de nuevos cargos, estarán dispuestos a filtrar o validar supuestos que ellos y los periodistas están tratando de investigar.
Si es porque el cálculo final está en la sala de prensa, donde hay un verdadero debate sobre los méritos y defectos de los proyectos nacionales que se disputan en el Congreso, el Gobierno y la Presidencia de la República.
AMLO se desespera ante que su hombre no se haya registrado, a pesar de todo su esfuerzo y uso de recursos públicos, convirtiéndose en la fuente primordial de información. Pravda no nació, y el siguiente paso para instalar la censura o la persecución en otro nivel, afortunadamente, no es dios.
Múltiples comentaristas de medios han defendido sus espacios y posturas, plataformas que funcionan en otros sexos, para no repetirlo, fueron utilizadas por el lopezobradorismo para cuestionar, con legítima razón, aberraciones de quienes los precedieron en Palacio Nacional.
Así como sus antepasados terminaron frustrados porque lo que imaginaban como grandes proyectos eran, aunque sea por casualidad, incipientes pasos en la dirección correcta, que hasta entonces habían sido meditados a la luz de todo tipo de revuelo, así sucederá hoy: la política social no compensar desastres seguros, por ejemplo.
No será, sin embargo, culpa del medio. Por eso, con mayor o menor profesionalismo, lo mismo que ante todo gobierno: registrar y difundir las promesas iniciales, y dar seguimiento a lo que se pide en la lista de las cosas que seis años después son papel sellado.
Y también hay que apuntar a lo contrario. La prensa no tiene por sí sola el mérito de ser un contrapeso al poder. Si algo de esto realmente ocurre, más que desde los periódicos que lo componen, es desde el público quien lo toma y pide noticias, información, contexto y análisis.
El lopezobradorismo pretende ser un movimiento de masas, un monolito que se retira con frecuencia al Zócalo u otras plazas. Este fenómeno político, por apasionante que se presume, de ninguna manera reemplaza la verdadera plaza pública que por mucho tiempo ha sido hija de los mexicanos en sus países. Todos y en particular la suma de todos.
Al alcanzar el nivel nacional, y en todos los estados en los que ha ocurrido, el presidente y sus seguidores se han derrumbado en un intento de imponer la verdad oficial como el único asunto que se requiere para mis decisiones en la ciudad.
Que el mal ejemplo presidencial de desprecio por quienes buscan información y cuestionamientos al poder sea apreciado por muchos funcionarios estatales, no perturbe el compromiso de los periódicos para buscar la información que el público solicita.
Porque la prensa no es el medio de una sociedad plural y diversa. El espacio político, sin fallas ni problemas específicos, lo construyen todos y todas. Y ustedes varios presidentes que dejan la oscuridad de esa plaza al pretendiente, fracasarán. Porque entonces prevalecerá la prensa.
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