La acción nacional ha sido históricamente parte de lo deliberado. El espacio de la palabra anterior y revisó la acción. Para él, muchos de nuestros líderes dejan impresa una memoria de lo que es necesario y no necesario para ser este organismo. Junto a sus antecesores, el actual presidente panista es grafo.
Marko Cortés se mantiene en la presidencia nacional del PAN pese a que dio a conocer a principios de mes el pacto que comprometió al PRI para ceder escaños y derechos, y establecer de manera conjunta autonomía y contrapesos, en Coahuila. El escándalo no provocó una crisis blanquiazul.
Este PAN, que firma departamentos de Botín que incluyen notarios, no sólo no decide internamente, hasta que escucha brevemente a una ciudadanía que, indignada, se queja de la inconsistencia actual y la ruptura con su historia, que es donde reside la fuerza del partido. vino de la sociedad y no del poder.
Las acciones de Marko Cortés -habiendo firmado, difundido y seguido como siempre- chocan con las ideas y aspiraciones del PAN de ayer. Esta inconsistencia no está mal. Quienes fundaron y crecieron se dejarán aconsejar por sus éxitos. Y los votantes con memoria pueden ignorar el cinismo.
México no está condenado a renunciar a este impúdico Acción Nacional –hasta hoy principal partido de oposición-; porque el presentador de Cortés chirría aún más al registrar las palabras de los presidentes panistas que defienden sus principios al negociar con el PRI-Gobierno y hacer política de verdad.
Seguido por algunos presidentes del PAN como ayuda a la memoria para adquirir la gran tradición de Marko en las aspiraciones históricas de Acción Nacional.
“En México ha sucedido que donde las virtudes privadas han pasado a la vida pública”, anunció Carlos Castillo Peraza en 1987, “los ciudadanos públicos han comenzado a proteger la vida privada”. El yucateco Lanzaba está entregado a la pregunta de si el PAN sobrevivirá para recibir dinero público.
Presidente del PAN entre 1993 y 1996, Castillo había dejado claro que la tarea del PAN era más importante que la conquista electoral de los puestos de gobierno: «se trata de reconstruir la sociedad, construir una autoridad moral frente al Estado, crear un hub capaz de atraer a todas las personas y a todas las empresas que deseen ser una empresa y no un estado.
“La fuerza del partido radica en el hecho de que la gente confía en él. Su fuerza está en su autoridad moral; al contrario, la debilidad del régimen es culpa suya, en aquello en lo que nadie cree nada, en lo que nadie puede decepcionarse”.
Debido al terremoto político de las elecciones de 1988, en noviembre de ese año, en un artículo en La Jornada, plantó un camino de diálogo, «público y formal, que facilite las bases de un nuevo consenso», uno en el que, cita Gabriel Zaid, la función pública en el “verdugo como propiedad privada”.
Castillo Peraza no fue ni engañado ni ingenuo. Desde 1981 sabíamos que los avances del PAN en el terreno electoral serían sentidos por los dirigentes del sistema político.
Pero creó como Efraín González Luna, candidato presidencial panista en 1952, quien para curar el mal de México, el deterioro nacional, se vio obligado a «ver la política más dentro de una simple técnica de participación en procesos electorales y de una mano de obra cercana conquistada». de poder…
“Eso implica riesgos. Hacer política hoy, en México, equivale a poder hacerle el juego a un sistema que, mientras exista, siempre podrá absorber, corromper, cooptar, mediar…
“Para que la gente confíe en nosotros, debemos mostrar resiliencia moral y capacidad de conducta. ¿Somos capaces de convertirnos en un líder intelectual y moral?
Castillo fue colaborador y punta de Luis H. Álvarez a la presidencia del PAN (1987-1993). En sus memorias, el chihuahuense establece claramente dos condiciones para el diálogo con otros factores de poder: deliberar sobre los mismos valores en los órganos partidarios, y no hacerlo solo.
«No hay una sola ocasión en la que el diálogo con el gobierno y sus efectos no hayan tenido comentarios y análisis en las distintas instancias del partido», escribió también el candidato presidencial en 1958.
“La velocidad de algunos éxitos no nos permite convocar convenciones nacionales. Por eso existen órganos como la Comisión Política del CEN y la Comisión Permanente del Consejo Nacional, que pueden reunirse fácilmente. La consulta, el intercambio de opiniones, a la hora de tomar decisiones entre el gobierno de Salinas y el CEN panista, fue creciendo”.
A la referencia de que no tienes dudas sobre qué negociación, defiende tu manía de estar siempre acompañado de estos diálogos:
“A aquellos de mis colaboradores que me pidieron tener reuniones con el gobierno acompañado de varios panistas y no solo, no tuve que observar que era necesario que yo tomara todas las precauciones. En una ocasión Diego (Fernández de Cevallos) me dijo que si iba a las reuniones acompañado de otras personas era honesto, y si iba solo no lo era. ‘Así es’, contestó. Diego había sido abandonado por el partido, ya él y otros que habían estado en su caso lo invitaron a sumarse. Creo que en esa ocasión me dijo en tono bromista: ‘Oiga don Luis, usted me reinventó. Si no es por ti, no volverás al PAN’. Y entonces le dice: «Pues no sé si la patria algún día iré a reclamarla». Si me preguntas cuando vengo y vuelvo otra vez.»
Otro presidente del PAN criticó lo que vio en su partido. Luego de ver fútbol el domingo 11 de marzo de 2012, cuando Josefina Vázquez Mota discutía en el estadio azul en la organización de su campaña presidencial, Luis Felipe Bravo Mena escribió:
“Durante muchas décadas el PAN fue un gran movimiento de gente: llenó plazas, avanzó un kilómetro, hizo resistencia civil, fue la fuerza de la democracia sin practicar acarreo, sin dinero y con recursos exiguos, pero ahora apuesta por ser un movimiento de masas. , olvidando que lo valioso es la convicción del alma de quienes participan, no en número ni en mucha gente; Eso sí, no buscamos que los grandes eventos públicos sean la expresión del vigor cívico, ya que se trata de un costoso mecanismo de «operadores» empleados por los clientes, conocedores de las técnicas de carrera de la gente, útiles para falsificar afiliaciones populares e imprimir fotografías fugaces, presumiblemente manifestaciones de política. músculo’, aunque no corresponda a una verdadera fuerza ciudadana», declaró el líder nacional de 1999 a 2005.
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