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Más abertzales, menos independentistas, que Iván Redondo

Más abertzales, menos independentistas, que Iván Redondo

El año 1986 fue real. año horrible Por el PNV. A principios de este año, el partido decidió dar a sus afiliados la libertad de votar en el referéndum de la OTAN convocado por el Gobierno socialista. El resultado de la consulta fue un auténtico varapalo para el presidente del Buru Batzar Eucarístico (EBB), Xabier Arzalluz, y para el lehendakari, José Antonio Ardanza, que fracasaron la semana pasada y la referencia en el Gobierno fue trasladada del primer lehendakari. Carlos Garaikoetxea. Ardanza y Arzalluz se posicionaron públicamente por el voto afirmativo y, sin embargo, los países de Euskadi junto con Cataluña y Canarias fueron las únicas comunidades que no lo comunicaron a la OTAN, a diferencia de lo que ocurrió en el resto del país. La España de las Naciones otra vez. El 60% de los vasconi no fueron dichos de forma redonda.

Ese año tuve más atención por parte de los vascos en el PNV. Se celebraron, por ejemplo, las elecciones generales que dieron la mayoría absoluta al PSOE y los jeltzales perdieron más de 150.000 votos. Todo surgió hace unos meses y años. La tensión dentro del partido era insostenible: libertad de voto para las bases en un aspecto, aperturas para expedientes en otro. Hablamos de «saboteadores». En 1986, Eusko Alkartasuna (EA) dio cuenta de una ruptura que se venía produciendo desde hacía tiempo, fundamentalmente por disputas personales y de poder entre Arzalluz y Garaikoetxea, establecidas desde 1984. Las causas reales del divorcio siempre han sido un mito: la ley de territorios históricos y el amplio modelo institucional (¿centralizado o descendiente?), el difícil diálogo en el seno del PNV entre socialdemocracia y democracia cristiana, los conflictos territoriales, la guerra de batzoki, la única caja de la seguridad social o la parte trasera de Euskadi en su país). Nadie hubiera querido esa guerra que reprimió grandes dosis de personalismo, pero, como tantas veces en política, estaba ocurriendo.

Al PNV siempre le pasa algo en los años en los que el Athletic gana la Copa

La última disputa fueron las últimas elecciones de noviembre de 1986. Fueron unas elecciones personales de Ardanza, que no estaba dispuesto a seguir, como lo había hecho dos años antes, un ejecutivo sin sólo un voto parlamentario. A pesar de que el PNV había sido superado por EA en estos cómics, Arzalluz aceptó de antemano a los regañadientes, porque no querría compararme con otros lehendakari. El PNV, que perdió 180.000 votos, no fue finalmente superado por el EA de Garaikoetxea ni en votos ni en elecciones, claro está, pero los amplios socialistas sí superaron ganándoles los comicios por primera vez en unos comicios. Una derrota que continúa dolorosamente.

La historia nunca se vuelve a contar, como sabemos, pero siempre rima. En 2024 como en 1986 entramos en una cantera de “candidatos desconocidos” entre los dirigentes Íñigo Urkullu y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar; con los vascos nuevamente lanzando serios avisos de pérdida de apoyo a los jeltzales entre los municipales y los generales. Y no sólo por la crisis de Osakidetza, la tina sanitaria. El mar de fondo sale de luz y tiene un claro componente generacional: 38 años después “los hijos de Garaikoetxea” pueden ganarlas por primera vez tras las elecciones en las votaciones y en las elecciones al PNV. EH Bildu, formada en EA, podría ganar con 28-29 nominados. Nuevo escenario. Y condición de posibilidad para que la mayoría absoluta de PNV y PSE-EE de 38 escaños estén a tiro. 38 es el número. 3+8: 11, el número de parlamentarios que tendrían que alcanzar los socialistas para evitarlo junto a un PNV que podría ser 27-28.

Los candidatos participarán en el debate celebrado el miércoles en ETB1

Este EH Bildu, el relevo generacional, bebe mucho más en su programa de gobierno de la creación de EA que de cualquier otra formación que lo componga. Como en 1986, el nacionalismo volverá a representar alrededor del 70% de los votos el próximo domingo. Con una paradoja detrás del Plan Ibarretxe, que explica la impulso: La tendencia en Euskadi en la generación de la democracia es que cada vez es más abertzale, y a la vez, menos independentista. Cataluña postprocesos y los catalanes, como los primeros alemanes, se harán notar.

Además, siempre pasa algo al PNV en los años en los que el Athletic gana la Copa. Y no lo digo porque sea la gran Real Sociedad. 1984 y ahora. La primera, una crisis institucional. El desastre de 1986 no se repite desde 1984. ¿Ahora? Dale una semana para comprobarlo. Si necesitas un 3 y un 8. Mientras recurres a los tambores de sonar de OTAN.

La próxima semana

De Elkarrekin Podemos a EH Bildu

Todas las partes son decisivas. El espacio que representa a EH Bildu está muy cercano al PNV desde hace tiempo. En realidad, el resultado de las elecciones generales de 2015 y 2016 de Elkarrekin Podemos (EP) en el fondo activo representa legítimamente sus intereses como espacio político, como gran aliado estratégico de Urkullu, tanto en los tanques de 2020 como en 2016, porque dividió el espacio de los hijos de Garaikoetxea. Impide la marcha de EH Bildu. Suyo el mismo efecto beneficioso de Cs en el PP para el PSOE. Que te pierdas el EP o no, no es un detalle menor.

El ojo del alcone

“Los hijos de Ardanza”

Si PNV y PSE-EE han ganado 38 diputados, tras décadas gobernando junto a la Eucaristía, será, sin duda, un gran logro. «Los hijos de Ardanza», que son los «hijos del Pacto de Ajuria Enea» de 1986, «ganarán perdiendo», mientras que los «hijos de Garaikoetxea», que están en EH Bildu, también ganarán votos y se escaparán,» perderá ganando”. Recordar siempre que entre Ajuria Enea, el acuerdo de Madrid de 1987 en el Congreso y posteriormente el acuerdo de Navarra de 1988. Quien esté orgulloso de estos tres acuerdos de normalización.

By Angel Whiteman

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