Alto, enjuto, de miembros largos y voz cavernosa y asertiva, Jaime Miquel (Madrid, 1959) está considerado uno de los mayores expertos en comportamiento electoral del país. Autor de La perestroika de Felipe VI, libro que en el 2014 anticipaba el fin del bipartidismo y la perentoriedad de la modernización democrática, tras cuatro décadas de lo que él denomina “posfranquismo”, Miquel ha asesorado a más de la mitad de los partidos del arco parlamentario y ha sido el asesor de comportamiento electoral de presidencia del Gobierno del 2018 al 2023. Licenciado en Geografía e Historia, investigador del comportamiento electoral y de la opinión pública formado en Gallup, especializado en la estimación prospectiva de resultados electorales y asesoría estratégica, en esta exhaustiva charla, repasa el ciclo que él anunció hace una década y el estado de las transformaciones electorales y políticas que no han cesado desde entonces, así como la actualidad inmediata del calendario electoral.
Empecemos por lo inmediato, las elecciones gallegas. ¿Hay partido?
Hay dos factores principales que nos dicen que es perfectamente posible el cambio. El primero es que Alfonso Rueda no es mejor candidato que Alberto Núñez Feijoo. Feijoo estuvo en el 48% y consiguió 42 diputados. Pero si el Partido Popular baja al 45,5% estaría en 37 escaños, es decir, está a dos puntos y medio de perder la mayoría absoluta. Ahí está el PP. Aunque, en realidad, hoy está más bien en el 47%, no en el 48%, luego está a solo punto y medio de perder el Gobierno. Así que por un lado está este factor, que Rueda no es mejor candidato que Feijóo y no va a tener un 48%, como sostenía 40db en El País. Eso no va a ser así. Y por otro lado, en las elecciones generales, las encuestas privadas perdieron todo el crédito y los votantes perdieron toda la confianza en lo que digan. Normalmente en las elecciones gallegas, cuando empiezan a publicarse las encuestas que dan mayoría absoluta al PP, se termina la campaña y se desata una contienda en el lado izquierdo para ver quién lidera la oposición. Esto no va a suceder en esta ocasión, está clarísimo. Es decir, lo que digan las encuestas los votantes lo van a tomar con mucha desconfianza. Esta vez, la sensación de cambio, de que puede haber cambio, va a perdurar hasta el último día de la campaña.
Entiendo.
Por otro lado, Sumar está en el 4,4% en Galicia, en el 5,1% en Pontevedra y en el 5% en A Coruña. Esa es otra referencia. Es decir, para que no entre, el dato total en Galicia tiene que estar más cerca del 4% que al 4,5%. Además, en alguna medida hay otros dos factores que pueden incidir: Uno es la posición de Yolanda al frente del Ministerio de Trabajo, que sigue dando pasos, en el terreno del salario mínimo interprofesional, etcétera.
Acaba de anunciar que afronta la reducción de la jornada laboral.
Eso es. Está al frente del Ministerio de Trabajo y ese recorrido es electoralmente positivo para Sumar. Por otro lado, Unai Sordo, secretario de CC OO, ha avalado el decreto de desempleo y eso significa que todo el ruido que se haga contra el decreto topa con ese obstáculo. Es decir, puedes ir contra Yolanda Díaz, pero dónde te encuentras un muro es yendo contra Unai Sordo y contra la acción del Ministerio de Trabajo. Podemos es marginal en Galicia y abandera el no entendimiento, así que solo puede sustraer unos pocos votos; pero no todos los votos en esta ocasión son importantes. Sumar estará entrando por Coruña y por Pontevedra; en cuanto esté por encima de entre 65.000 o 70.000 votos en Galicia. Esos dos escaños restan a PP con mucha probabilidad y si restan a PP, entonces ya estamos en una aritmética de cambio. Si restan a PSOE o al Bloque, en realidad no se pierde nada porque las posiciones están muy definidas: El BNG viene por delante del PSG, con unos 320.000 votos.
Esto me lleva a otra cuestión: ¿Qué incentivos reales tiene el PSOE para el cambio, teniendo en cuenta que tendría que dar la presidencia de la Xunta al BNG y consolidar al espacio de Sumar, que regresaría al parlamento gallego?
Esa es una buena pregunta. El PSOE en este tramo de 2024 lo que tiene en el camino son unas elecciones europeas donde necesita todos los votos, incluidos los de Sumar, para ser lista más votada por delante del PP.
¿Entonces?
Si hay cambio de gobierno, efectivamente sería entregarle la presidencia a Ana Pontón y alinear al BNG con ERC y Bildu, las tres comunidades, en el terreno de los nacionalistas no españoles. Y si el PP pierde la Xunta de Galicia, el futuro político de Alberto Núñez Feijóo se ensombrece mucho. Luego el PSOE sí tiene incentivos. Y no hemos hablado del otro factor que podría estar incidiendo, que son los pellets.
Es un revival en la memoria del votante.
Exacto. Nos enlaza con el chapapote, con el Prestige. Y en alguna medida sí pueden actuar como un factor movilizador, digamos, impulsivo de un voto de cabreo frente a una Xunta de Galicia que está gestionando de una forma que se puede interpretar que podría haber sido mucho más ágil. Pero me había preguntado por otra cosa…
El PSOE está a punto de eliminar a Feijóo, porque saldría bastante trasquilado si Rueda pierde”
Por los incentivos del PSOE para hacer presidenta a Ana Pontón.
Ah, sí. El PSOE está a punto de eliminar a Feijóo, porque saldría bastante trasquilado. Porque al final Rueda, si te fijas, es el mismo perfil, e incluso hace los mismos gestos con la cabeza cuando habla, que Feijóo. Esto sucede mucho en la radio, que tienes un locutor principal, un director de programa, que cuando se va de vacaciones y lo reemplaza alguien de su equipo, habla como él. Pues un poco eso está pasando con Rueda y Feijóo. Eso es un incentivo importante para el PSOE, sobre todo porque ahora dejaremos de hablar de las gallegas y nos iremos a la sesión parlamentaria de la semana. Lo digo sobre todo porque el PSOE –también lo subrayó Enric Juliana recientemente en un artículo– necesita el consenso de todos. Tú, PSOE, no te puedes comportar como te has comportado hasta ahora. ¿Por qué? Pues porque ahí no hay recorrido. Tienes que negociar todo con todos y todas las veces. Y en ese sentido, las votaciones de los decretos tienen una aportación didáctica muy saludable. Es decir, esto no va de conllevanza, esto va de la oportunidad histórica para producir un cambio cultural profundo en la cultura política del PSOE y de las demás formaciones. Es plenamente transversal y trasladable a la sociedad en su conjunto. Esto expliqué hace poco en un artículo en Infolibre.
Sí, lo leí.
Y explicaba que la plurinacionalidad es un concepto identitario español. Los independentistas catalanes son nacionalistas uninacionales, como los nacionalistas españoles de Vox y del PP. Pero España es plurinacional. Por eso subrayo esa contradicción profunda de ese nacionalista español. Es decir: ¿qué España llevas en el corazón? ¿Esa España donde no se pone el sol? Es la de Felipe II. ¿Y cómo era esa España? No era castellana. Era un conjunto de reinos autónomos en sus diseños nacionales. No era castellana.
La España de Felipe II, donde no se pone el sol, que tanto añoran los nacionalistas de la derecha, no era castellana, ya era, salvando las distancias, plurinacional”
Si algo era, era vizcaína. Por los conquistadores, digo.
Sí, o incluso extremeña.
Cierto.
Entonces, tú te pones del revés cuando te hablan de amnistía, porque la España que racionalizas es la de Nueva Planta, de matriz castellana, plantada por Francisco Franco y, por lo tanto, autoritaria. Hay una contradicción entre esa España que anhelas, donde no se pone el sol, que era, salvando las distancias, plurinacional, y la que te hace reaccionar, que es una, nacional, castellana y autoritaria.
Cierto.
Creo que este es el tema. Estamos en tiempos de hacer didáctica democrática en tanto que hay una parte de la sociedad, producto de la transición política, que necesita esa pedagogía. Es otro asunto que tiene que abordar el PSOE. Porque aquella transición, de perfecta no tuvo nada. Una transición política que parte de la amnistía de los crímenes del franquismo no puede ser perfecta. Lo que produce es una confusión conceptual en una parte afín al régimen del electorado que mezcla valores propios de la democracia con otros que son propios de la dictadura. Eso no está resuelto y es responsable el PSOE de que no esté resuelto. Cuando llegaron los políticos de la oposición al régimen al poder es cuando se tenía que haber hecho esa didáctica democrática. Y también otra didáctica contributiva que no se hizo. Es decir: “El país es vuestro, paisanos”. El tema de la didáctica democrática se entiende muy bien por comparación con Portugal. En Portugal, la sociedad comprende en un solo día que lo de Salazar se ha terminado, ha habido una revolución, una revolución pacífica, pero una revolución. En España, no, en España esto todavía no está hecho.
Antes de ahondar en esto, quería preguntarle por el resto del calendario electoral. Las europeas se van a leer como test de refrendo del resultado de julio, es decir que el 23-J no fue un accidente, sino la España realmente existente. Con el futuro político de Feijoo evidentemente en el aire. Pero están en el calendario también Euskadi y Catalunya.
No tengo datos sobre Euskadi ni Catalunya, pero sí impresiones. Impresiones y memoria. El PNV es una formación política que siempre mejora en campaña los resultados iniciales que se estiman para él. Mi impresión es que esas elecciones las va a ganar como siempre el PNV con una progresión importante de Bildu. Y que, en términos de bloques, lo hará a costa de un retroceso de las formaciones estatales, PP y PSOE. Esa es mi impresión general. Y como resultado político, pues un gobierno del PNV apoyado en el PSOE.
O sea, un refrendo del gobierno actual.
Un refrendo en el gobierno actual, sí. Y probablemente con Vox desapareciendo de Euskadi, porque solo tiene un escaño por Álava.
¿Y las elecciones catalanas?
La impresión que tengo es que el PSC va a tener un gran resultado, correspondiente a un cambio de página en la política catalana. Ya no estamos en tiempos de unilateralidad o de confrontación total con lo que ellos llaman “el Estado”. Estamos en otra fase, en una fase de acuerdos concretos. Y ahí tienes la ley de amnistía, pero también otros acuerdos que se pueden expresar en un estatuto renovado. Estamos más ahí que en ningún otro lugar.
Antes hablaba de la didáctica parlamentaria que vimos en la sesión de refrendo de los decretos respecto al Gobierno. ¿Cree que Junts ha leído bien el momento, o necesita?
Yo creo que entiende la situación. En la política catalana hay un elemento que quizá no está en el ámbito estatal con igual intensidad, que es el qué dirán. Al PSOE o al PP el qué dirán no les atenaza en igual medida. Entendiendo el qué dirán como lo que ellos entienden que es lo que quieren sus votantes. Esto hace que, por ejemplo, Sánchez no haya dicho aún “plurinacionalidad” o que le haya costado mucho decir “amnistía”. Pienso que en la política catalana el qué dirán es algo que está aún más presente. Con el procés, han hecho un recorrido que los ha llevado a un callejón sin salida. El tener que buscar otro camino significa dar explicaciones para todo. Cuando digo que el soberanista catalán está atenazado por el qué dirán, lo que le preocupa es “qué dirá la sociedad catalana en su conjunto”. La realidad es que han aterrizado en el marco de la Constitución, en la política real, y esto es lo que no pueden explicar. Esto lo resuelven con una acción política que traslade la idea de que, siendo más inteligentes, como todo el mundo sabe, sacamos ventaja de cada situación, y eso del marco constitucional es muy relativo. Pero yo creo que, al margen de esto, lo que está haciendo Junts es lo que debe de hacer, decir: “No, esto es el parlamentarismo y si quieres sacar adelante un decreto, lo hablas conmigo, no me vienes con el texto redactado y me dices que o lo voto a favor o estoy contra las personas y con la derecha anómala española”. Por cierto, no digo derecha y ultraderecha, digo “la derecha anómala española”.
Lo entiendo, sí, anómala en términos UE.
Y lo mismo se puede decir de Podemos. Antes he dicho que Podemos en Galicia es marginal, y es así, pero lo cierto es que en el Congreso es una fuerza política más del Grupo Mixto con quien hay que negociar las cosas. Y no lo tiene que hacer necesariamente Yolanda Díaz. Eso de “esto que me lo resuelva Yolanda y si fracasa, fracasa ella” esto no es así. Voy a decirlo de una forma mucho más clara: el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez es un acuerdo plurinacional que está representado en una búsqueda de soluciones concretas al encaje de las personas de identidad nacional no española en un proyecto común. Esto es lo que se debería de explicar, pero al PSOE le cuesta tanto. Es decir, esto ya no va de “un sol poble” y de un referéndum para la autodeterminación, etcétera. No. Estamos más en el terreno de Mertxe Aizpurua cuando motiva su voto positivo a la investidura.
El PSOE debe entender que el pacto de investidura es un pacto plurinacional que debe solucionar el encaje de las personas de identidad no española”
Entiendo.
Cuando Pedro Sánchez en la sesión de investidura habla de “agenda del reencuentro”, de “diálogo”, o de “convivencia”, pero no se sitúa exactamente en los términos del acuerdo alcanzado, en el que se pueden ver representados sus votantes, ese primer día de la sesión de investidura, Junts le dice “nos abstenemos”. Es decir, le dice: “No lo habéis comprendido”. Y esto mismo es lo que se produce en la votación de los decretos. Junts dice: “Oye, ¿es que no entendéis las cosas?”. La inercia del PSOE le lleva a una interpretación de “yo ya soy el presidente, aquí estamos ya mandando nosotros y esto son lentejas”. Bueno, pues no es así. Por esto digo que tiene un componente didáctico muy interesante todo lo sucedido, tanto con Junts como con Podemos, en la votación de la sesión de los decretos.
Iba a ser la sesión del escándalo de la amnistía y las dificultades con los decretos la opacaron. Quizá en el PSOE vean eso como un éxito parcial.
Es que una ley de amnistía es un recurso excepcional pero normal. Repito, excepcional, pero normal. Es un recurso de un Estado para resolver una situación concreta. Por eso, esa oposición a una solución específica para un problema concreto se sale de los parámetros de lo que es el desempeño ordinario de cualquier Estado democrático. Todo esto lo enlazo ya con las elecciones europeas.
Siga.
Es decir, esa oposición per se tiene muy poca base, muy poca solidez argumental, nos saca enseguida de los parámetros del mundo del debate político democrático, porque nos lleva a “se está cercenando el Estado de derecho”, etcétera. ¿Por qué lo enlazo con las elecciones europeas? Porque antes he dicho que para el PSOE es muy importante ser lista más votada que el PP en elecciones europeas. Pero esto tiene una dificultad enorme, no basta con quedarse buena parte de los votos que han ido a parar a Sumar. Esa es su intención inequívoca, y Yolanda Díaz y Sumar verán lo que hacen. Porque “Yolanda Díaz, vicepresidenta de Sánchez con Sánchez”, eso es el abrazo del oso, la trampa perfecta. En cambio, “Yolanda Díaz, ministra de Trabajo” y menos vicepresidenta, liderando lo que no se atreve a liderar Sánchez, podría definir un espacio político propio. Y además acallaría a Podemos. Pero al PSOE no le bastaría pegarle un bocado fuerte a Sumar, sino que necesita que Vox, en unas elecciones que le son propicias, obtenga un gran resultado a costa del PP. De hecho es mucho más importante que Vox obtenga un gran resultado a costa del PP que lo que pueda obtener el PSOE a costa de Sumar. O eso que también siempre tienen en la cabeza los dos partidos viejos, que es la movilización. “¡Hay que movilizar personas!”. No hay que movilizar, hay que cerrar la transferencia de votos al PP. El problema del PSOE es cerrar la transferencia de voto al PP mucho antes que movilizar. Los partidos viejos piensan que la gente se moviliza por sus campañas. No. La gente se moviliza porque entiende, porque es inteligente, porque ve lo que hay enfrente y se moviliza. Por tanto, el esfuerzo del PSOE no ha de ser movilizar a las personas sino que no se vayan al PP. Resumiendo, todo lo que nos lleva a la contienda de las europeas, se puede decir que Feijóo acierta tapando a Vox. Cuando tuvo éxito Vox fue cuando pudo ubicarse en un lugar donde no llegaba el PP y ese lugar era “me cargó las comunidades autónomas, defiendo una familia tradicional con la mujer en su lugar, contra la ley del aborto, etcétera” Era un lugar donde ya no estaba situado el PP. ¿Y qué es lo que hace ahora el PP? Ocupar ese lugar. Eso es lo que hace Isabel Díaz Ayuso y lo replica Feijóo. En ese sentido, en términos tácticos, es correcto. En términos estratégicos, no, porque lo único que está haciendo el PP es alejarse de ese lugar central donde puede capturar votantes que llegan del PSOE. El lugar central, el de las posiciones cinco y seis en la escala ideológica, son demócratas, son personas moderadas, así que ese movimiento táctico del PP lo aleja de seguir recibiendo transferencia, se aleja de dónde podría ganar los votos un Juan Manuel Moreno Bonilla. Y se está yendo a la esquina a disputar con Vox un resultado para las elecciones europeas.
La táctica compromete la estrategia.
Por eso digo que en términos tácticos, esta es la jugada correcta, invadiendo un espacio que es propio de Vox. Pero en términos estratégicos tiene un problema: antes o después tendrán que hacer su reflexión porque hay otro perfil que es el de Moreno Bonilla, que es precisamente lo contrario. O al menos, se expresa como lo contrario. Porque luego son como son.
Sí, lo entiendo, construye una identidad alternativa a Ayuso.
Entonces, ¿qué debería hacer Vox para conseguir ese gran resultado que le permita al PSOE ser lista más votada? Porque estas son las paradojas del mercado de los votos. Pues debería situarse en otro lugar donde no pueda llegar el PP. Ahí tienes a Donald Trump o a Javier Milei, tienes los saludos fascistas de los italianos, es decir, tienes un contexto.
Para que el PSOE sea primera fuerza en las europeas es mucho más determinante un gran resultado de Vox que lo que le pueda comer a Sumar”
En este sentido, uno de los déficits de Vox desde que se fue Macarena Olona es que carece de una identidad, digamos, autoritaria posmoderna, autoritaria de estos tiempos, tipo Milei, final boss del uberliberalismo. Y de hecho, en esos términos es mucho más eficiente Isabel Díaz Ayuso.
Es cierto, pero sobre Vox siempre hay una crisis que produce el sistema. Vox es una formación política que el sistema trata permanentemente en crisis, aunque no está en crisis. En este sentido, la marcha de Iván Espinosa de los Monteros es una oportunidad para ellos porque Espinosa de los Monteros lo que representa es el neoliberalismo, el de los neocon de Bush. Si Vox tiene posibilidades de obtener un gran resultado en las europeas no es por ese camino.
Rezar el rosario en Ferraz no tiene nada que ver con el siglo XXI, con esa nueva derecha extrema de nuestros tiempos.
Y tienen otro problema: España es tierra de acogida y todos somos mestizos. Aquí puede llegar cualquiera y establecerse. O sea que no somos una sociedad de construcción socialdemócrata pequeña, donde son todos los mismos tipos, nórdicos y rubios. No somos Noruega. Nosotros somos de mil orígenes distintos y aquí puede llegar cualquiera y establecerse. Esto de la xenofobia no funciona tanto en España. De hecho, les cuesta mucho explicarlo, dicen que reciben subsidios que gente de clase baja no recibe y cosas así, es decir, se explican de esas formas tangenciales porque no funciona el discurso anti-inmigración en la medida en que sí ocurre en otras sociedades europeas.
La última vez que nos encontramos fue hace ocho años, en un mundo que ya no existe. Fue a propósito de su libro La perestroika de Felipe VI, un tratado sobre los cambios que entonces eran inminentes y donde están muchos de los conceptos que luego han definido la década y se apropiado medio país. Es indudable que el proceso se puso en marcha y que en términos electorales, el proceso sigue plenamente vivo. Sin embargo, las resistencias han sido fabulosas, llama la atención la efímera vida de los partidos nuevos que sospecho que tiene que ver con la potencia de la demanda electoral y su soberanía para sustituir la oferta. Es decir, el votante actúa y en el momento que has dejado de servir al fin para el que te colocó en el mercado electoral, te puedes ir a tu casa.
Efectivamente. Antes, en el año 2013 pudimos visualizar el cambio. En el año 2013, que no hay elecciones, hay más gente encuadrada en la abstención que votando a los partidos políticos. Es decir, se había producido una desmovilización profunda. Primero del electorado del lado izquierdo, donde había empezado en el 2010 con el giro político de Zapatero.
Sí, mayo de 2010.
Y hay otra desmovilización que corresponde a los más jóvenes, a la mitad más joven del censo. Después se aun produce otra desmovilización profunda en el lado derecho, en 2012, coincidiendo con la crisis de la deuda soberana. Las encuestas preelectorales del 2014, elecciones europeas, precisamente nos dan unos resultados muy bajos para Ciudadanos y Podemos, pero con representación parlamentaria. Estoy hablando de 1,2 millones de votos que obtendría una formación política que se situará en lo que yo llamaba “la zona de ruptura de las sociedades endeudadas del sur de Europa”, un concepto que Enric Juliana sintetizó en “la zona de ruptura”. Ahí se sitúan 1,2 millones personas votando a Podemos, pero también otro medio millón de votos que sumaban otras candidaturas que estaban también ahí, que eran Recortes Cero, Movimiento Red (del juez Elpidio Silva) y el Partido X (de Falciani). Todo eso.
Lo recuerdo.
Bueno, en esa campaña solo se habla de “la novedad” y e ntran Podemos y Ciudadanos, con números muy bajos, pero entran. Y luego ya te encuentras en el barómetro del CIS de octubre de 2014 y enero de 2015 –porque antes los barómetros eran cada tres meses – y ya se han disparado los dos. Sobre todo Podemos.
Estaban ya en el 27% o el 28%.
Sí. Disputando al PP ser la primera fuerza política, porque ya no lo era el PSOE. Y a partir de ahí nos vamos a las elecciones del 2015 y al pluripartidismo. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Qué es lo que podemos decir?
Le escucho.
Bueno, del 2015 al 2016, todo el entorno de Podemos e Izquierda Unida pierde un millón de votos porque eran 6,1 millones en diciembre y pasan a ser 5,1 millones y 71 diputados. Pero seguían participando de una forma muy importante del antiguo electorado del PSOE. Digamos que esa mitad joven que se había desmovilizado se moviliza en espacios distintos. Tres millones y medio se van a Ciudadanos. Y esos que se van a Ciudadanos expresan algo muy importante que es: “Nosotros no somos del lado izquierdo, pero no queremos ser como el PP, queremos ser como Angela Merkel”. Expresan ese perfil de, digamos, una derecha convencional en términos Unión Europea. Los que se han ido a Podemos e Izquierda Unida, 6,1 millones, lo que quieren es…
“Tirar al PSOE al mar por dónde más tiburones haya”, recuerdo bien nuestra conversación de hace ocho años.
Sí, terminar con lo que ellos llaman “el régimen del 78” y producir transformaciones muy profundas en España. Se repitieron elecciones porque no se pusieron de acuerdo y ahí apareció una primera decepción, porque la repetición le cuesta un millón de votos a ese lado izquierdo, a la izquierda del PSOE, pero también le cuesta otros 600 o 700 mil que no están en el saldo final con el PSOE porque lo recuperan otros partidos.
Entonces echan a Pedro Sánchez en octubre, se elige presidente a Mariano Rajoy, con el apoyo socialista, y en la primera mitad de 2017 se produce la crisis de Vistalegre II en Podemos y las primarias del PSOE, en las que regresa Sánchez.
En las primarias del PSOE, yo ya conocía a Iván Redondo y lo que sucede es, por un lado, que Sánchez empieza a utilizar mis conceptos sobre plurinacionalidad, zona de ruptura, perestroika, etcétera. Sánchez aparece como un outsider que derrota a su partido, al viejo PSOE, que derrota a los medios de comunicación, que derrota a los poderes reales… Y digo medios de comunicación porque todos estaban con Susana Díaz. Sánchez derrota al poder real. Esa es la noticia: un tipo ha derrotado al sistema.
La izquierda, en 2015, 2016 y 2019 ha defraudado las expectativas de cambio político de sus votantes, por eso baja”
Y en 2018, moción de censura.
Contra Rajoy. Por entonces yo estaba trabajando con Marta Pascal, del PdeCAT, que le gana la partida a Carles Puigdemont para que el partido apoye a Sánchez.
Poco después, Puigdemont le cortaría la cabeza por ello.
Sí. Porque para que saliera adelante esa moción de censura, el papel de Marta Pascal fue muy importante. Iván Redondo negociaba entonces con el PNV y aquello acabó saliendo bien. Cuando llega la moción de censura, el PSOE se mete arriba en intención de voto. El PP no puede, porque le está quitando una buena porción de voto Ciudadanos.
Y siete meses después, ambos en la foto de Colón.
Nosotros íbamos a un supermayo, pero adelantamos números y ya estábamos viendo que interesaba anticipar esas elecciones. Se produjeron esas elecciones, en abril de 2019, y nos encontramos con un Ciudadanos que se ha quedado a poco más de 300.000 votos del PP. Logran 4,1 millones y 57 diputados, contra un PP que se ha metido en 4,5 millones, 66 escaños. Nos encontramos con un Vox en 2,6 millones y 24 actas. Es decir, irrumpe Vox. Ciudadanos le había metido un viaje escandaloso al PP y el PSOE se había ido a los 7,5 millones, que son 123 diputados. Podemos 3,7 millones, 42 diputados. Bueno, ¿qué ha sucedido? El 28 de abril ha sucedido que ese cambio profundo que se ha producido en el comportamiento electoral y en las expectativas de los ciudadanos se materializa en la figura de Pedro Sánchez. Es un héroe que ha derrotado al viejo sistema imponiendo una aritmética nueva. Es el que podría viabilizar esos cambios profundos. Ahí se equivocó Ciudadanos, que tenía que haber dado gobierno a Sánchez sin entrar a formar parte de él, y así habría controlado a conveniencia la situación, provocando elecciones generales cuando tuviera los números. Se equivocó Albert Rivera porque en lugar de eso, interpreta que le conviene una repetición electoral. Cree que en una repetición electoral pasaría por encima del PP y a la vez ve que hay una base fundamental en sus votantes que son antiguos votantes del PP y le atenaza ese conocimiento. El mercado es de demanda, pero tú, desde la oferta, tienes que dar pasos con tu electorado, llevar al electorado donde quieres. En definitiva hay una expectativa de cambio profundo de España del siglo XXI, que representa ese Sánchez que ha derrotado a todos, ha producido una moción de censura y se ha hecho con el Gobierno. Es decir, se articula como el líder que va a producir los cambios. Ciudadanos interpreta erróneamente la situación y desaparece. Y luego nos encontramos con un Podemos que, en definitiva, fuerza las siguientes elecciones. Podemos había bajado de 5,1 millones a 3,7 millones. Probablemente consideraba que lo que le estaba ofreciendo el PSOE para compartir gobierno no era justo.
Lo recuerdo, menudo veranito.
El caso es que se produce repetición electoral y otra vez, decepción. Podemos cae otra vez a 3,1 millones y el PSOE cae a 6,7 o 6,8 millones. Es decir, otra vez decepción en el lado izquierdo. ¿Por qué? Bueno, porque el votante piensa, “¿pero vosotros sois tontos o qué? Os estamos dando los votos para que emprendáis los cambios y no hay manera. No sois capaces de ponernos de acuerdo. Oye, que os den morcilla a todos”. En cualquier caso, pasan los meses y vemos que ese PSOE no está, ni muchísimo menos, dando respuesta a la expectativa plurinacional. Volvemos a lo mismo porque el resultado de abril había recogido votantes de todos los partidos, votantes de partidos de ámbito autonómico y votantes del PSOE que habían ido a Podemos y que estaban de vuelta, y se había producido una movilización importante bajo la expectativa de esas transformaciones. Esas transformaciones las defrauda la trayectoria del PSOE y eso es lo que se plasma en la pérdida de votos del lado izquierdo en la repetición electoral.
Tanto en el PSOE como en Podemos.
Sí. Podemos tiene parte de razón cuando dice que, sometido al acoso mediático y a la calumnia constante, se deteriora su espacio, sin embargo Podemos nunca tuvo líderes políticos con una valoración alta en términos de masas. Y siempre tuvo una acción política beligerante, antipática. Es imposible que hubiera un número importante de votantes receptivos a esta forma de interpretar las cosas. Las cosas hay que explicarlas con mucha menos beligerancia de lo que lo hizo Podemos durante los últimos dos años.
Recuerdo lo chocante de su método político en el gobierno: vendían todas sus victorias como derrotas. Si pactaban unos presupuestos, salían a decir que no eran tan buenos, cerraban una ley de Vivienda y comunicaban que era una decepción…. Sistemáticamente todos sus éxitos políticos, y no fueron pocos, todos aquellos sitios a los que consiguieron llevar a la fuerza al PSOE y a los que el PSOE por sí mismo no iba a ir, los vendieron desde la insatisfacción, como si fuera una claudicación suya.
Sí. Falla la oferta. No tanto en Ciudadanos como en Podemos porque aquí hay una pregunta que hacerse. ¿Porque existe Sumar? Porque Podemos no consiguió o no consolidó un resultado estable. Si no, no existiría Sumar. Tengo que hacer mención –porque ese es un dato que yo manejé mucho cuando Podemos no entró en la Asamblea en las elecciones anticipadas de Madrid de 2021– a otra cosa.
Sumar existe porque Podemos no consolido un electorado estable y porque el 7,4% de Iglesias en Madrid en 2021 suponía un 4,5% en términos estatales. Si no fuera así, no existiría”
¿A qué se refiere?
Cuando Ayuso convoca, Podemos está en el límite del 5% para entrar en la Asamblea de Madrid, y Pablo Iglesias dice “voy a resolver el problema” y se presenta. Y ahí ya aparece en la información previa, porque se ve en las transferencias de voto, que Más Madrid le está pegando un viaje a Podemos y además se está llevando un 24% de los votos del PSOE. Es un reemplazo de uno por otro, es el elector de Podemos buscando un repuesto. Más Madrid rompió ahí dos paradigmas: el paradigma de la organización, porque no hace falta organización para tener éxito, y el paradigma de la unidad, no era necesaria. Los dos, pero sobre todo el de la unidad. De hecho, se puede decir que el éxito de Más Madrid es producto de la ruptura. Por cierto, Ciudadanos es otro ejemplo de ruptura del paradigma de la organización, irrumpe sin organización, como Podemos, que también irrumpe sin organización.
¿Pero a qué dato se refería?
El resultado de Podemos en Madrid en mayo de 2021, un 7,4%, revela lo que vale Podemos en el mercado electoral en unas elecciones generales: un 7,4 en Madrid es un 4,5 en España y un 4,5 en España son uno o dos escaños por Madrid Congreso y punto. Eso queda plasmado hace dos años y medio en aquellas elecciones y eso es absolutamente indiscutible. Podemos, con el liderazgo de Pablo Iglesias, vale 4.5% en términos estatales en 2021. Ahí fue evidente el problema: que Podemos ya no podía asegurar al PSOE una aritmética con ciertas posibilidades de disputar las elecciones generales al PP. Eso es así. Después de ese resultado en Madrid, ese espacio tenía que buscar fórmulas nuevas. Eso es Sumar.
Perdón, ¿entonces sostiene que Yolanda Díaz y Sumar no son un producto del dedazo de Pablo Iglesias, que yerra, como él sostiene, en la selección de la persona que debería sucederle al frente del liderazgo del espacio, sino que es fruto del batacazo electoral de Iglesias en Madrid?
Sí. A ver, Iglesias, me imagino, consideró la valoración de Yolanda entre los votantes del PSOE y entre los votantes de Podemos, que por entonces ya se veía que era un valor a jugar en unas elecciones, y me imagino que trató de amarrar a Yolanda Díaz como futura candidata de Podemos. ¿De qué Podemos? De un Podemos que manejen ellos. Y ella no se dejó. Me imagino que eso funciona así. Pero el entorno de Yolanda Díaz junto con Izquierda Unida, que tiene un papel muy relevante en esto, junto con los comunes y con otras formaciones dicen “oye, nos presentamos a las elecciones, pero contigo de candidata”. Y sí, todo eso tiene que ver con una trayectoria decreciente de Podemos en el mercado electoral y con un resultado madrileño que, insisto, aclaró exactamente dónde estaba Podemos. Por eso ahora es fácil que veamos a Íñigo Errejón como portavoz del grupo parlamentario, porque simboliza muy bien a todos los que estuvieron en Podemos y ya no están. No hay más que leer la entrevista de El Mundo a Juan Carlos Monedero. Podemos se ha hecho tan pequeño que ya no cabe ni Juan Carlos Monedero.
Es fácil que veamos a Errejón como portavoz de Sumar, porque simboliza bien a todos los que estuvieron en Podemos y ya no están”
Que es el padre.
Y se ve en Canal Red, acusando a Infolibre de participar en una empresa con vínculos con los iraníes… Es decir, todo eso explica determinada cultura política, que cada vez es menos de masas y más de un pequeño grupo y que solamente tiene el Grupo Mixto y el objetivo de conseguir un diputado en las elecciones europeas. Ahí están sus cinco diputados y tendrán que decidir. Y el Gobierno tendrá que hablar con ellos todas las cosas que se hagan ahora. Pero todo esto te da una idea de adónde nos ha llevado esa interpretación de las cosas. Monedero habla de la unidad, remite a resolver esos problemas para hacer un planteamiento conjunto. Yo no veo nada reprochable en lo que está diciendo, está narrando una situación que se da y proponiendo el diálogo o incluso el reemplazo: si no es posible ponerse de acuerdo, que desaparezcan.
En general, esta década de mutación del marco político parece que son muchos, incluso mayoría, los que han interpretado mal el mandato de los votantes.
Claro, por ejemplo, yo he hablado mucho del perfil Borja Sémper. El perfil de Borja Sémper, antes de incorporarse a este PP de Feijóo y de tener que hacer el papel de tapar el hueco a Vox cada lunes, era precisamente esa derecha de perfil democrático que podría haber ocupado perfectamente el espacio que dejó Ciudadanos. Era el perfil Ciudadanos en el PP. Bien, pues desapareció Ciudadanos pero Borja Sémper no está ahí. Y de hecho ahora ahí no hay nadie. Eso no quiere decir que el espacio electoral no exista, claro que existe, pero a veces sucede que la demanda está ahí pero la oferta no existe.
Hemos repasado la década y nos queda el 2023. Lo hemos visto bastantes veces a lo largo de todo este ciclo largo, desde 2014 a hoy: la increíble estabilidad de los bloques, o sea, frente a “los tsunamis” que siempre se anuncian tres meses antes de las elecciones, “el vuelco” y todos estos inventos, la verdad es que tenemos un mapa electoral extraordinariamente estable. Sobre todo si lo comparamos con otros de alrededor, donde la resiliencia de grandes marcas políticas ha sido muy deficiente o no ha funcionado en absoluto. Nosotros, en cambio, pese a todas las convulsiones, incluida la pandemia, mociones de censura, escándalos de corrupción marcas políticas efímeras que se sustituyen rápidamente…, pese a todo, el cuadro general, es decir, el mandato del votante, es muy persistente.
Bueno, digamos que las urnas lo han reflejado de una manera extraordinariamente estable el 23 de junio, pero no así en las municipales de mayo. Pero fueron unas elecciones que pudo ganar el PSOE en número de votos en España. Y no sucedió. Y no sucedió por un planteamiento absolutamente amateur de la campaña…
La verdad es que la impresión de batacazo fue mucho mayor que el resultado real de votos. Lo que pasa es que la pelota tocó la cinta en muchos sitios y siempre cayó mal para el PSOE.
Hombre, sí, pero el resultado político fue catastrófico porque fue la pérdida de comunidades autónomas y supuso perder frente al PP en número de votos municipales. Pero ahí partimos de un planteamiento que es hacer protagonista a Pedro Sánchez, que va haciendo un anuncio cada día de campaña en un sitio distinto. Ese planteamiento es amateur, producto de alguien que no ha vivido procesos electorales. ¿Por qué? Porque todos los titulares se los estaba llevando Pedro Sánchez, no estaba dejando espacio a los auténticos protagonistas de esa campaña, que eran los líderes autonómicos y los candidatos municipales. Pero es que además, cuando haces cada día un anuncio, el elector lo interpreta como “cada día una promesa” y el elector está muy curtido en promesas electorales. Falló el planteamiento de esa campaña.
El PP creyó que ese resultado le garantizaba el éxito en generales.
Sabíamos que todo lo que se perdiera sería la visualización de la barbarie. Es decir, el PP no llegaba solo a ningún lado y necesitaría de Vox para convertir en gobiernos esos resultados. Como mal menor, lo que se perdiera sería visualización de pactos PP-VOX y ahí quien se tiró a la piscina antes de tiempo fue el presidente valenciano, Carlos Mazón. Todo esto me lleva a lo que ya he comentado: no había que prestar atención a la movilización de la izquierda, porque la izquierda tonta no es. No hay que explicarle nada, la izquierda se moviliza sola viendo que la Comunidad Valenciana ha caído en manos del PP con Vox. Y vimos que ese PP que se resiste, que es el extremeño, es disciplinado de inmediato por Madrid.
¿Cree que por eso convocó Pedro Sánchez las generales de inmediato?
Bueno, lo que había sucedido es que la clase política autonómica del PSOE se convirtió en un erial y todas las miradas se giraron hacia la Moncloa. Y hay que reconocer que Sánchez tiene instinto para resolver las situaciones complicadas. O sea, se pueden decir de Pedro Sánchez dos cosas en positivo.
Le escucho.
La primera: desde que perdimos Cuba y Filipinas nunca había pintado tanto España en política exterior como con Pedro Sánchez.
¡Boom!
Es así. Y la segunda: tiene instinto para resolver situaciones complicadas. En esas elecciones tuvimos a un PP que había desbaratado la aritmética de bloques. Cuando se cargaron a Pablo Casado y apareció Alberto Núñez Feijóo hubo un momento en el que Vox se había disparado en los sondeos. Las elecciones de Castilla y León se anticiparon y el resultado final fue reemplazar a un socio dócil, que era Ciudadanos, por el ogro. ¿Y por qué se anticiparon?
Desde la pérdida de Cuba y Filipinas, nunca habíamos pintado tanto en el mundo como con Pedro Sánchez”
¿Por qué?
Ahí hay dos factores: un factor fue Narciso Michavila y el otro fue usted.
¿Perdón?
Michavila sabía que Vox venía en 13% –que son los que sacó, 13,5%– y usted estaba publicando reportajes sobre el nuevo factor de esas elecciones en las provincias: la España vaciada. O sea, apareció una aritmética alternativa en las cabezas de los señores del PP que dijeron “no podemos esperar, hay que adelantar elecciones”. Fueron ustedes dos los que los llevaron al huerto.
Mátame camión.
Y llegamos a ese fracaso electoral y ahí es cuando se monta la de San Quintín. Ese verano de 2022, ya con Feijóo, la aritmética de bloques estaba absolutamente desbaratada. O sea, Feijóo llegó a meterse en unos números astronómicos, y eso con Vox en números altos. Casi con 190 escaños, con una transferencia de voto del PSOE al PP gigante. Cuando llegamos a las vísperas de las elecciones, el PSOE aplica ese enfoque de partido que consiste en hacer siempre lo mismo: tratar de movilizar a la izquierda. Yo discrepo. La izquierda se movilizará por la naturaleza de la elección, no porque tú se lo digas. Lo que hay que hacer es frenar la transferencia de voto al PP. ¿Cómo se frena la transferencia de voto al PP? Pues había dos elementos principales: Nadia Calviño y Margarita Rueda. ¿Por qué? Pues porque estas dos mujeres tenían penetración en ese electorado que se estaba marchando, votantes de la posición cinco y seis en la escala ideológica que tenían muy alta valoración de las dos, muy superior a la que tenían de Pedro Sánchez. Pero Margarita Robles no apareció por la campaña y Nadia Calviño tuvo alguna aparición al principio. Aunque yo discrepo de la asignación de voto que hace José Félix Tezanos en el CIS y del que hizo en el macrosondeo previo a la campaña, que no se cumplió, acertó en el estudio flash que se hizo durante campaña, y ahí ya se vio que sí, que ni muchísimo menos estábamos donde decían las encuestas de la derecha y que la cosa estaba disputada. El resultado salió, primero porque Podemos y Sumar, fueron juntos. Si hubieran ido separados, era imposible reunir treinta escaños. Estaría gobernando la derecha. Y también, porque Pedro Sánchez hace una ronda de entrevistas en los medios de sus enemigos perfecta. Es decir, sale de ahí amigo de Ana Rosa, amigo de Pablo Motos… Los convence.
Sí, lo recuerdo.
Va a esa ronda y lo borda. Por otro lado, ha aparecido José Luis Rodríguez Zapatero. Zapatero es muy importante en esto, porque hace esa didáctica, por ejemplo con Herrera, que refuerza la gestión de Pedro Sánchez. Porque además hay una cosa cierta: la legislatura ha sido brillante en términos de políticas sociales y en términos de gestión económica.
Lo llamativo es que, no solo ha resultado satisfactoria para el votante de izquierdas por el encuadre ideológico de las políticas, sino que han salido bien en términos prácticos: desde la pandemia hay muchas cosas que podían haber salido muy mal pero han salido bien.
Y no solamente eso, sino que ha encauzado el cambio de época, que es posible, ahora sí, en esta legislatura. La perestroika es viable porque al final estamos hablando de la perestroika.
Hemos llegado al asunto.
Ocho años después tenemos la oportunidad real de producir ese cambio en la mentalidad y en algunas actitudes…
Le voy a interrumpir, perdón. Muchas veces le he dado vueltas a qué hubiera ocurrido si en 2015 o 2016 se hubiera producido el sorpasso y el PSOE se hubiera visto obligado a entregar el poder a Podemos o a Podemos e IU. Y tengo la sensación, aunque sea un contrafactual, de que habrían naufragado o los habrían hecho naufragar. De algún modo la anomalía 2015-2019, los años en que el mandato del votante permaneció secuestrado o suspendido, hasta el acuerdo Sánchez-Iglesias, de algún modo fueron virtuosos para que hoy aún sea viable la Perestroika, es decir, el cambio.
Sí. En mi artículo de Infolibre traté de explicar que plurinacionalidad es lo contrario que referendo de autodeterminación. El PSOE se mete sin liderazgo en esto, pero en definitiva, estoy totalmente de acuerdo con usted: Aquí falta una explicación al votante, falta cultura política. Como le decía antes, esa labor didáctica no se ha hecho, pero no se ha hecho desde el principio de la democracia. Y creo que ahora sí es posible. Es decir, soy mucho más optimista ahora que cuando escribí La Perestroika de Felipe VI, donde había mucho voluntarismo. Ahí lo que decía es “bueno, esto no da más de sí, aquí tendrán que juntarse el PSOE y el PP para pasarles los trastos a los nuevos”. Fíjese qué ingenuidad la mía. La política no funciona así, solo lo maduras cuando lo ves desde dentro, cuando tienes un contacto de cinco años con ellos. Pero antes de entrar a eso, me había quedado en la primera semana de la campaña, cuando Sánchez hizo esa gira con Zapatero. En la segunda semana de la campaña va al podcast de La Pija y la Quinqui, y la entrevista tiene 12 millones de impactos, que es una cifra muy estimable. Ahí es donde vemos un Pedro Sánchez humano, cercano y relajado. Le diría que ahí vemos al primo de Agallas, el perro cobarde.
La España plurinacional es lo contrario que el referendo de autodeterminación que el ‘un sol poble’”
¿El que veía los peligros que nadie veía y se sacrificaba por su amos para nada y sin que nadie se enterara?
Sí. Pedro Sánchez es un héroe incomprendido y en La pija y la quinqui crea un icono pop con perrosanxe.
No sé si el PSOE es consciente de lo que ha hecho en los últimos tres años por ellos la cuenta de “Mr Handsome”, al construir una comunicación elogiosa en unos términos pop y por tanto banales, pero muy simpáticos y accesibles.
Claro. Bueno, a partir de ahí, es un tipo que se ha desbloqueado, que hace que los ricos paguen más y que a todo el mundo le mola. Suelo ser muy crítico con Sánchez porque a veces no parece consciente de lo que puede hacer en este momento histórico. Ahora es consciente de lo que ha hecho, pero no es consciente de lo que aún puede hacer. Y al final, parece que el sistema le puede y entonces decide cosas como no decir “plurinacionalidad”.
¿Cree que la longevidad de la legislatura puede resentirse de factores externos?
A qué se refiere.
Al eje Washington, Berlín, Vaticano, que está alineado con los intereses de Sánchez y que a corto plazo pueden cambiar de sentido.
No lo creo. Creo que el resultado del 23 de julio expresa muy bien lo que hay. Doce millones y medio de personas, lo que es la mayoría de la investidura, que expresan una oposición civil ante el cuestionamiento de los valores democráticos. España, a pesar de ser autodidacta, de no haber recibido esa didáctica democrática, que la hemos aprendido sin concurso de los partidos políticos, es un espacio de europeísmo y de defensa de los valores democráticos. Lo veo así. Por eso reclamo la reforma de la ley electoral, para mejorar la proporcionalidad y evitar los candados a la producción de avances históricos.
Reducir el mínimo provincial de la ley electoral es condición ‘sine qua non’ para cualquier modernización del país”
Sí, le he leído esto. Pero siempre surgen los que aducen que es imposible mejorar la proporcionalidad sin tocar la Constitución.
La reforma de la ley electoral que propongo cabe dentro de una ley orgánica, no afecta a la Constitución. Consiste en pasar de dos a un diputado como fijo mínimo por provincia. Con eso nos dotaríamos de parte de la proporcionalidad que la LOREG ha sustraído al sistema. Y es condición sine qua non para impulsar cualquier otra modernización del país. Esa reforma, con los resultados del 23 de julio, aleja a la derecha de la posibilidad de gobernar porque la LOREG privilegia a las fuerzas de las circunscripciones pequeñas castellanas, que es donde obtiene ventaja el PP. O sea, lo que buscamos es más proporcionalidad. Esta reforma elimina el papel de árbitro de Junts. ¿Y cómo van a votar a favor de una reforma en la que dejan de ser decisivos? Bueno, porque estamos todos de acuerdo en que hay que hacer la Perestroika. ¿Y qué significa eso? La España plurinacional, que puede ser federal o puede ser confederal, puede tener distintas soluciones institucionales, pero desde luego es un marco de convivencia de las distintas identidades nacionales en el Estado español. Y esto es lo contrario que la independencia, que lo de un sol poble y que el referéndum de autodeterminación. Hablamos, finalmente, de una reforma de la Constitución y de un refrendo de la monarquía.
Entiendo.
Ahí cabe todo. Es decir, lo que hace esa reforma de la ley electoral es blindar ese proceso sobre la base de que hay una mayoría social que es demócrata y es plurinacional y que quiere alcanzar el siglo XXI de una forma plena.